Hasta la mitad de siglo
pasado no existía ninguna recomendación que restringiera los usos
agropecuarios. La decisión se basaba en la experiencia de los productores y en algunas
características del campo manejadas por la agronomía.
Las plantaciones
forestales eran fundamentalmente para abrigo - sombra y proyectos mayores, en
tierras públicas o privadas por audaces pioneros.
Así, con la filosofía de
que el árbol debía plantarse en tierras marginales, Burnett colonizó las dunas
fundando el turismo esteño, Diano algunos pedregales y Voulminot los bañados de
Arazatí. Hoy diríamos que estarían prohibidos por atentar contra la biodiversidad.
Para fines de los 50, la
CIDE con sus 13 Zonas de Tierra plantea un esbozo de Ordenamiento Territorial,
muy claro al determinar aptitud forestal en los suelos arenosos de las Zonas
7-8-9.
Para los 60 comienzan a
desarrollarse plantaciones como ahorro previsional por parte de las Cajas
Bancaria y Notarial en tierras de Zona 9.
En los 60, la Facultad
estaba fuertemente politizada y se marcaba en este tema una posición reguladora
por parte de la izquierda con la figura de Luis de León, coautor del mapa CIDE.
En contraposición, la liberal de la derecha liderada por Julio César Lafitte,
gran director del Departamento forestal y gerente de Caja Bancaria. Un gran
propulsor de la forestación, la que en su visión debía tener un incentivo
inicial.
Este conflicto se planteó
con motivo de un financiamiento externo, cuando el MGA solicitó a Suelos un
informe para determinar la mejor localización para plantaciones de pinos en
turno corto Lo realizamos con Luis de León y se dio mayor prioridad a los suelos
arenosos del noreste cercanos al Río Negro.
Lafitte aspiraba utilizar los suelos de
Paysandú, ya que en su concepción no debería haber regulaciones y que el precio
de la tierra fuese determinante En particular pensaba en las escarpas del
Cretáceo.
Este hecho motivó un
distanciamiento personal e institucional, por casi 10 años.
Con la promoción de la
forestación con la Ley Forestal, se tuvo que determinar la Prioridad y
posibilitar el uso de muy buenos incentivos.
Esto determinó el interés
de nuevos inversores y con ello la política marcó presencia. Personalmente,
dada mi formación en la relación suelo-árbol, estuve presente desde fines de
los 80 hasta principios de siglo, tratando de mostrar aspectos técnicos en “puja”
con los de los inversores. Algo parecido a cuando se determinaron los valores
de productividad de la tierra de CONEAT, en aquel caso con los dueños de la
tierra, aunque con presencia de varias instituciones en la discusión.
Las primeras Prioridades
las discutimos con Alvaro Larrobla
Director Forestal y Carlos Morelli Director de Suelos, con el aval del
Director de Recursos Naturales, Julio Galli.
Se acordó una lista,
siguiendo la concepción sugerida por CIDE, integrando los arenosos de los
Grupos 7-8-9-0.7-0.9. No se pensó en las
tierras serranas de los Grupos 2 y mucho menos en las del Cristalino de los Grupos
5. También algunas márgenes fluviales 0.3 y pequeñas áreas serranas mal
incluidas en los Grupos 5.
En el gobierno de Lacalle
Herrera el desarrollo forestal crecía y con ello el interés de incorporar
nuevas tierras. La política puso presión y por primera vez en la Dirección
Forestal apareció Rosario Pou vinculada a empresas del rubro.
Este hecho se volvió a
plantear con Lacalle Pou, cuando fue director un técnico vinculado a las
empresas pasteras. Vale decir que, en el período intermedio con gobierno
colorado, ejerció Ligrone de posición neutral.
Así, en un esfuerzo por
ganar tierras, el Sistema decretó por algún tiempo, un procedimiento tramposo,
una suerte de ingeniería catastral, al permitir que un predio con cierta área
de prioridad pasase a tenerla en su totalidad.
Después de aquella lista
inicial, se incorporaron Grupos 2 de las serranías, dejando afuera los muy
rocosos y las tierras más fértiles de los coluviones. En los casos intermedios
se consiguió condicionarlos en base a una evaluación que requería una cartografía
privada para determinar cualidades de la tierra, como, por ejemplo, el valor
florístico del campo.
Entonces entendimos la gran dificultad de
convalidar estudios privados, obviamente tendenciosos. En ese momento también
se eliminaron algunas tierras poco significativas y especialmente, y por
razones que defendimos, las áreas fluviales
Después del 2009, ya sin
nuestra presencia, tuvimos preocupación por un nuevo avance por tierras de las
pasteras, con ideas primitivas como la relacionada a la distancia a planta y
ambiciosas dirigida hacia las mejores tierras ganaderas del Cristalino.
Hoy estamos convencidos
que el desarrollo forestal debería basarse
- en la diversidad de
maderas habilitando pequeñas y medianas empresas y nuevos mercados.
- en el silvopastoreo,
cuidadoso, tecnicamente planificado, posiblemente alejado de la agricultura y
la granja debido a las plagas empoderadas por el razonable control ambiental.
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