Los actuales acontecimientos en la República Argentina nos retrotraen a los tiempos comunes de principios del Siglo XIX, cuando el doble frente de lucha, por un lado el Federalismo, asediado por el centralismo porteño y por otro la avidez de los imperios por los recursos naturales.
Los ingleses como principal actor, en competencia con Portugal y alguna aventura de los franceses.
Después de los primeros intentos de invasión a principios de siglo, los ingleses utilizaron estratégicamente para liberarse de España, en toda Sudamérica, las logias manejadas por Miranda y militares por ellos formados: Bolívar, San Martín, O´Higgins.
Nuestro Artigas, sin esa condición, fue un libertador profundamente federal, convencido de esa organización para los Estados nacientes, inspirado en lo que llevaban adelante los americanos del norte.
Su ideario queda reflejado en las Instrucciones de 1813 y su liderazgo en las Provincias Unidas de ambas bandas del Río Uruguay.
Artigas molestaba a la oligarquía centralista porteña y a los colonizadores. Sin la ayuda de otros caudillos provinciales, terminó exilado en Paraguay.
Ante la consolidación de la República Argentina, los ingleses actuaron y “rescataron” un territorio para consolidar una base, útil a sus intereses coloniales, nuestra República Oriental del Uruguay, la Banda Oriental.
El nuevo Estado incluyó una nueva bandera, parecida a la Argentina a efectos de dejar claro el límite con el Imperio Portugués, el enemigo colonialista deseoso de poseer la Cisplatina.
La bandera tricolor de Artigas quedó en un segundo plano, al nivel de la cruzada libertadora de Los Treinta y Tres, ejecutora de esa independencia. Entre Ríos mantuvo ese emblema, recordatorio de aquellas Provincias Unidas.
El botín principal, la riqueza pastoril, que dio base a la patria ganadera y después al monopolio del desarrollo industrial y las comunicaciones.
En Argentina ésa patria ganadera entregó las Malvinas a cambio de un buen precio para una cuota de carne.
Uruguay y Argentina en su historia vivieron tristes situaciones comunes: el exterminio de pueblos originarios bajo la excusa de "civilización o barbarie”, la imperdonable destrucción de Paraguay cuando la Triple Alianza y la colaboración en las sangrientas dictaduras de siglo pasado.
Uruguay ha transcurrido estos 200 años como una luna, orbitando entre dos colosos federales con ideologías diferentes y cambiantes, aunque con un perfil propio, que creemos se explica algo en la composición étnico-cultural, pero fundamentalmente en las propuestas de José Batlle inspirado en el socialismo representado por Emilio Frugoni, donde el Estado es garante del bien común.
Hoy Argentina vuelve a tener conflictos en su federalismo, a influencias de una nueva propuesta centralista, anarcocapitalista extrema, que esperemos no entregue los recursos soberanos ni afecte negativamente a la región.
El nuevo botín para los grandes capitales pasó a ser, fruto del alud tecnológico: la tierra, el agua y los mares (restringidos en su sustentabilidad), los minerales estratégicos como el Litio, los combustibles fósiles, los verdes y hasta la luz y el viento.
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