En estos tiempos de crisis hídricas interesan estas interrogantes, dado sus
efectos sobre los cultivos, los abrevaderos y el uso humano, así como un
componente del
riesgo de inundación.
Estos fenómenos
de carga y descarga, se manifiestan como un sistema dentro del territorio: La
Cuenca.
El mar, los suelos,
los pastizales, los cultivos, la selva, las urbanizaciones, evapotranspiran,
devolviendo agua hacia la atmósfera.
Al agruparse como gotas, nieve o granizo, la
gravedad provoca su viaje de regreso rumbo al suelo.
Desafiando
las turbulencias, llega a tierra, impactando acorde a su masa y velocidad sobre
el suelo desnudo o al follaje.
El volumen
retenido por la vegetación varía según las características de las plantas y
puede ser muy alto en algunas coníferas (alrededor de 30%), más bajo en
latifoliadas, pastizales y cultivos densos, hasta muy bajo en el caso de
plantas de follaje ralo. En el caso de cultivos, dependerá también de la
presencia de los rastrojos protectores, si existe un buen manejo.
Puede ser devuelto por evaporación a la atmósfera
o puede gotear o escurrir por el tallo. El volumen de agua que llega al suelo
dependerá de la intensidad y volumen de la lluvia.
En el caso
de vegetación con diferentes estratos, las gotas van pasando de unos a otros,
rumbo al suelo, humedeciendo finalmente al mantillo, capa superficial de
residuos orgánicos. Este tipo de
cobertura vegetal suele condensar las nieblas, las que al aumentar su masa, gotean.
Al contactar
la superficie, el agua tiene 2 caminos, infiltrar o escurrir.
La velocidad
de infiltración dependerá de la rugosidad de la superficie, la cobertura
vegetal y de la textura y estructura del horizonte superficial del suelo. En el
caso de suelos arcillosos una rápida humectación favorece el “sellado”, lo que
en ocasiones hace casi nula esta entrada. En nuestra región encontramos valores
de 0 a 6 hasta mm /hora. En otros países existen datos de alrededor de2,4
pulgadas/hora en bosques, que se reducen a 1.6 cuando se pierde el mantillo y
0.95 en pasturas.
El
escurrimiento se incrementará a mayor pendiente y longitud de las laderas, y se
reducirá a mayor densidad de la cobertura vegetal y de las y macro y micro
formas de la superficie, como ser terrazas, rocosidad y pedregosidad.
Los modelos
de predicción de la erosión toman estos parámetros con ese objetivo.
El agua
dentro del suelo es conducida a profundidad a velocidad variable, que depende
de la granulometría (textura) y la estructura (terrones), enlentecida por la
presencia de horizontes poco permeables, arcillosos, muy comunes en nuestro
departamento a una profundidad de 20-40cm. Esta cualidad tiene que ver con la
erodabilidad del suelo.
Cuando este
nivel es muy compacto suelen manifestarse napas “colgadas”, creando microambiente
reductor.
En nuestro
país, para esta conductividad hídrica o permeabilidad del suelo, encontramos
valores de 0.5 hasta 12 cm/hora.
El camino
ascendente, por capilaridad, es prácticamente nulo.
Las aguas
subterráneas se confinan en grandes reservas o napas, que pueden ser tomadas
para consumo o afloran como vertientes.
El suelo, o
sea el espacio tridimensional, ocupado por raíces que lo van enriqueciendo de
humus (suelo humífero), varía en nuestro departamento desde 5-10cm hasta
100-120cm, siendo capaces de almacenar desde 10 hasta 300mm (litros por m2).
Esta agua
que es retenida por el suelo, o sea la que no sigue en descenso, varía según el
contenido de arena, limo, arcilla y materia orgánica. La fuerza que es retenida
variará según esta textura y la porosidad, desde fácilmente disponible hasta el
límite posible de extracción por las plantas previo a la marchitez permanente.
Esta reserva
la pierde mínimamente por evaporación si el suelo está desnudo. El mayor
regreso a la atmosfera es por traspiración de las plantas, que eliminan así la
que no es utilizada en sus tejidos. Este volumen es directamente proporcional a
la densidad del follaje y está condicionado por el clima.
Las selvas y
los bosques en general hacen, junto a los océanos, el mayor aporte.
En promedio,
las lluvias mensuales son de 70-90 mm y se relacionan a una evapotranspiración
de25-130m. con déficits entre noviembre y febrero.
El perfil de
humedad por lo tanto varía con el tiempo. En nuestro país raramente registramos
valores mínimos, con marchitez permanente. Desde Suelos del MGA, en una
secuencia anual normal, observamos esta situación crítica en los 40cm
superficiales, bajo eucaliptus. Desconocemos los valores de la última sequía.
Es
importante calcular las reservas de abrevadero, riego y uso humano, valorar el
agua que escurre. La fórmula de Ramser ha servido con ese propósito:
Q=CIA donde Q se expresa en lts/seg,
I es el
aporte de las precipitaciones en lts /há
C es lo que
no infiltra, un coeficiente que varía según el terreno (para tierras onduladas
poco permeables: 0.36 para pasturas, 0.60 para cultivos y 0.18 para bosques.
A es el área
en hectáreas.
Un cambio en
la utilización de la tierra provoca cambios. El suelo desnudo acelerara la
escorrentía provocando mayor riesgo de erosión. En el extranjero se registró un
65% de aumento al deforestar un área boscosa.
La velocidad
de concentración en el punto de reserva del agua escurrida, es variable,
pudiéndose considerar como referencia 1.4 minutos para 0.5 há y 75 min para 400
há,
El manejo de
los elementos aquí planteados es básico para la gestión eficiente y
conservacionista del agua y es fundamental un plan para cada cuenca, a toda
dimensión, desde lo predial hasta lo regional.
Tomado de:
sgangaevaluaciondetierras.blogspot.com
Publicado en Diario Primera Hora de San José de Mayo el 1/9/23
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