Todo cambia
en nuestro planeta, a veces explosivamente, otras sutilmente.
Las más
espectaculares alteraciones, inevitables e irreversibles, han sido las de
naturaleza geológica, como las derivas continentales, cataclismos estructurales,
sedimentación, vulcanismo, impacto de meteoros. Con efecto sobre el clima en
todos sus extremos y en el desarrollo de la vida.
Todo el
espacio territorial, incluso el nuestro, ha estado bajo diferentes cambios
climáticos y del ecosistema, tales como desiertos, estepas polvorientas,
cubierto por el mar, anegados, bajo glaciares, torrentes pedregosos y flujos de
lodo, hasta mantos de lava.
Esto fue
condicionado las geoformas y las comunidades vivientes, desde los organismos
unicelulares hasta los dinosaurios y grandes árboles.
La vida,
iniciada hace casi 3500 MA (millones de años), fue casi extinguida en varias
oportunidades y vuelto a resurgir, en el marco del ciclo universal de creación –
destrucción – creación.
En nuestro
país se han clasificado fósiles desde el Devónico hace 395 MA (moluscos,
trilobites, equinodermos etc.), en el Carbonífero de 345 MA (artrópodos), en el
Pérmico280 MA (donde aparecen gimnospermas y madera silicificada) y en el
Tríasico225 MA (peces y reptiles).
En el
Jurásico190 MA la vida casi se extingue bajo lavas, para resurgir en el
Cretáceo136 MA con los dinosaurios, las dicotiledóneas, coleópteros e
himenópteros.
En el
Plioceno7 MA mamíferos, aves, reptiles, moluscos bivalvos, crustáceos y troncos
silicificados que se siguen desarrollando en el Pleistoceno1,5-2 MA con el
gliptodonte como especie icónica.
Más
reciente, en el Holoceno la configuración del paisaje se hace más duradera,
resultado de transgresiones marinas y las glaciaciones y en los últimos 200mil
años, o más, surgen las especies humanoides.
Muchas
especies y razas, los conocidos Neandertales y Cromañones entre otros, y hasta
el momento, el Homo sapiens como resultado más evolucionado.
Con esta
presencia, el planeta registra un gran cambio, ya que los ecosistemas ya no van
evolucionando solamente por las leyes naturales, sino que aparecen actores con razonamiento
lógico, ideas innovadoras, registro de fenómenos y búsqueda de explicación.
También surge la acumulación de bienes y riquezas que permiten ejercer el poder
sobre sus congéneres y la naturaleza, desde el mínimo espacio de la tribu hasta
países o imperios.
Irán tomando
conciencia de los cambios sutiles, que, al ser en muchos casos previsibles y
evitables, pretenderán controlarlos.
La humanidad
va desarrollando hasta nuestros días, imperios colonizadores, por lo general
esclavizantes y explotadores de los recursos naturales. Van cumpliendo el ciclo
de creación – esplendor – caída, con una secuela de guerras, cárceles
ignominiosas, tortura, diferencias en el reparto de los bienes y alimentos,
hambre y migración.
Los cambios
sutiles del planeta van teniendo importancia, ya que son utilizados en el
proceso colonizador por los ilustrados con el apoyo de las religiones
imperiales. Miedo a imaginarios castigos divinos, desastres climáticos, plagas,
etc.
Cuando el conocimiento
se hace peligroso es destruido, como ha sucedido, con la Biblioteca de Alejandría
y con los registros de los Pueblos Originarios de América.
La ciencia y
la tecnología crecen en forma exponencial, con momentos claves, como la aparición
de la máquina a vapor que desencadena el boom industrial y obreros asalariados,
así como un avance más agresivo sobre el uso de la tierra y su degradación. El
alambramiento de las parcelas acentúa más este proceso.
En este
período, la extracción de combustibles fósiles se intensifica y pasa del carbón
en el siglo XIX al petróleo en el XX, centuria donde control de la energía atómica,
desencadena nuevos desafíos y miedos.
En el campo
de la medicina avances como los antibióticos y las vacunas, que prolongan la
vida, aunque reducen las defensas naturales y potencia el poder agresivo de
patógenos.
En los 60
aparecen las grandes computadoras procesadoras del conocimiento, que llegan 20
años más tarde con los microchips, milagro tecnológico “de otro mundo” que
precipita la comunicación masiva a cualquier distancia y a la velocidad de la
luz.
Como consecuencia el acopio de inimaginables
volúmenes de información, aprovechable para la cultura de la población y
también por grandes corporaciones con fines políticos y del manejo de las
necesidades de la gente, además de acelerar los procedimientos para administrar
empresas y países.
En el ámbito del aprendizaje una mayor
disponibilidad de materiales y métodos, aunque con el aspecto negativo de poder
obviar razonamientos operativos básicos y excesos de “planillado,” mermando la
posibilidad de expresar claramente las ideas.
El mayor
avance ha sido sin duda la nanotecnología abarcando todo tipo de procedimientos.
En el mundo
biológico la manipulación genética, potencialmente peligrosa para la evolución
humana y de todos los seres vivos. Para los productos vegetales trae efectos
menores como pérdida de sabores y aromas y más graves como la sinergia que le
transfiere al uso de agroquímicos, que cuando son sistémicos son peligrosos
para la salud animal y son dañinos para el suelo y la biodiversidad en el caso
de los herbicidas.
En conjunto,
como resultado, especies extinguidas, reducción de las benéficas, las polinizadoras
por ejemplo y desequilibrio de los ecosistemas.
Algunos
buenos programas lo confirman, como es el caso del banco de semillas que, como
un “arca de Noé”, duermen bajo el frío suelo ártico.
La robótica
va aliviando al hombre de los trabajos más duros o tediosos, aunque con el
problema de competir por oportunidades de trabajo, sobre todo con el manual y
las artesanías y acelera la explotación de la tierra.
Nuevos
miedos a cambios “sutiles”, como el climático y el agujero de ozono, este
último desvirtuado al comprobarse que se regenera naturalmente. Y al primero
habrá que adaptarse.
Con la total
dependencia de los sistemas informáticos, entra en escena el miedo al hackeo y un nuevo riesgo, el “apagón masivo”, por rayos
cósmicos, conspiración, o lo que sea, con el resultado un caos inimaginable.
Una verdadera trampa a la que hemos ingresado y de la que pocas sociedades
tienen la posibilidad de salir.
Sin duda que
la humanidad está interconectada como nunca y con cada avance, podríamos
imaginar algo más, similar a una procesadora cuántica, integrando todos los ADN
y reuniendo todo el conocimiento o “alma” universal. Este concepto resume la
necesidad básica de considerar al prójimo y a los seres vivos como a ti mismo,
porque son parte tuya. Un Dios, que tal vez se aproxime al imaginado por
Spinoza hace 400 años.
El universo
conocido se iluminó explosivamente hace 4.500 MA y como un juego de luces de
Navidad, se irá apagando. La energía oscura lo irá invadiendo y al total
silencio y oscuridad lo seguirá un nuevo ciclo de creación, cuando alguien lo vuelva
a encender.
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