La falta de
lluvias peinó la arena de la playa, haciéndola más fina y blanca, suavizando el
escalón del médano.
Ya
florecieron las leguminosas y los pinos. Ahora son notorias las blancas de los
eucaliptus, las del solitario lapacho rosado y el inicio de las amarillas
orquídeas “patito”.
También los ceibos, raleados por la erosión
costera, refugiados en el bañado, detrás del médano, donde las aves rapaces
reinstalaron sus nidos.
Con el
aumento de temperatura reviven ofidios y lagartos y aumenta la alegría de los
pájaros en los sitios más aislados.
El hombre
trabaja en tareas de dudoso resultado como el dragado del río y la naturaleza
hace cosas importantes, colonizando con vegetación protectora al avance arenoso
que ensancha la playa. El pino marítimo coloniza con una fuerte regeneración
espontánea, que sorprendería a los habitantes de su origen en las landas
francesas y Portugal.
En la
cantera de arena, donde existían dunas con pinos, el socavón se va regenerando,
con un bañado de vegetación colonizadora, que trepa por los flancos. Un resultado exigido por el marco legal en
conservación de suelos que sucedió naturalmente, sin intervención humana.
Así el
bañado cubierto por las dunas en el transcurso de cientos de años durante el
Holoceno, se pone al descubierto. Diferente del original, aunque como siempre
con muy rica diversidad.
En la playa,
vestigios humanos, desde las llamativas puntas de flecha, desgastadas por el
mar, acompañadas por algo más íntimo, herramientas que servían para descamar,
pinchar, raspar, las que al tomarlas se acomodan a los dedos índice, pulgar y
mayor, en un contacto suave, humano, que nos retrotrae al neolítico:
También restos de alfarería de edad ignota y piezas de hierro más modernas, posible rastro de pescadores, corroídas por el óxido:
La comunidad de Brisas ha estado proactiva, en beneficio de la interrelación social y la protección
ambiental. Nomenclatura de calles, mejora de las comunicaciones, seguridad, etc.
También un
gran pino marítimo, abuelo gestor de la regeneración natural, tendrá que caer
en la esquina de Ceibo y Dalmás. Es parte de acciones para disminuir
riesgos por vientos e incendios. Con el tiempo, seguramente especies
latifoliadas los irán sustituyendo en el
área urbana.
Un pino que estaba presente, de poca talla, cuando recorrimos el camino Bocas de Cufré - Campamento Artigas hace 50 años con nuestro inolvidable compañero y amigo Ricardo Cayssials.
Publicado en Diario Primera Hora de San José el 24 de noviembre del 2022.
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