A efectos de
darle nombre a las calles del balneario cufrense Brisas del Plata, los vecinos hicieron esta propuesta, que debió
justificarse ante el gobierno departamental. Sugerimos incorporar estos
contenidos, los que, en algo describen el entorno.
“DE LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS”
Con esta
denominación, buscamos recordar a los primeros ocupantes de estas tierras y
agradecer que las hayan mantenido, en toda su biodiversidad, para beneficio de
quienes les sucedieron.
A esta
región del mundo llegaron hace miles de años, a finales de la última glaciación.
En nuestra zona vivió la etnia charrúa, con cultura pampeana, idioma propio,
cazadores nómades y recolectores, probablemente atraídos por las oportunidades
que les brindaban las dunas, el bañado, los montes, el río y el campo.
Con asombro
vieron como en el Paraná Guazú surcaban extrañas naves, de los reinos de España
y Portugal, que terminaron por expulsarlos.
Su alimento
eran ñandúes, mulitas, venados, roedores como la nutria, el capincho y el
apereá, huevos, peces, cruceras, raíces como la de los macachines y cogollos de
la flor del ceibo. Para sus tolderías los cueros del venado y tal vez del gran
gato del pajonal.
Reconocidos
en el tallado de minerales, construían herramientas y hermosas puntas de
flecha, las que se utilizaban como moneda, utilizando el abundante cuarzo y
feldespato de la zona.
Estas puntas
de flecha, abundantes en nuestra playa, pueden recogerse hoy día, redondeadas
por el tiempo, recordando su presencia.
“DE LAS
CANDELAS”
Reconocemos
con esta denominación a la Dodonea viscosa, una Sapindácea prima del chal chal.
Arbusto costero, también conocido como chirca de monte, es reconocida por los
forestadores como indicadora de excelentes sitios para el desarrollo de los
árboles.
Este hecho debe
haber alentado a quienes plantaron la gran diversidad de pinos y eucaliptus en
el balneario, sabiendo que la candela les auguraba buen futuro. En particular
del pino marítimo, que se regenera naturalmente en nuestras dunas.
Seguramente
colaboró en la fijación de los médanos junto a otra indígena, el pasto
dibujante.
Planta de
lugares áridos, colaboradora en el fuego de estufas y fogones, se contrapone al
ceibo, florido, habitante de costas y humedales, al que le cuesta arder.
“CEIBO”
Reconocemos en
este árbol, la Erythrina cristagalli, Flor Nacional de la familia de las
leguminosas, el agregado paisajístico que le brinda a nuestra costa y su
entorno
De sitios
húmedos y costeros, corpulento, con racimos de flores grandes y vistosas,
madera blanda y liviana apta para flotadores, ha resistido lo que pudo junto a
sarandíes y mataojos el oleaje erosivo de la vecina costa este.
“RIO DE LA PLATA”
El balneario ocupa el centro del arco costero comprendido
entre Punta del Rosario y Arazatí, última frontera de agua dulce de este río –
estuario.
Primerísima atracción, donde con pleno sol lo admiran
bañistas y pescadores, las aves rapaces desde sus preferidos ceibos, las
cigüeñas de los pajonales y los muy ocasionales cisnes de cuello negro.
En la noche, la cruz del sur, la boya, los reflejos de
Buenos Aires, La Plata y Montevideo.
Recreo de los agricultores después de las jornadas de
trabajo.
Paraná Guazú, Mar Dulce, Río de la Plata, fue la ruta de
este metal desde Potosí a España.
También ruta de arena hacia Buenos Aires y por qué no,
leyenda de tesoros perdidos.
Oooooooooooooooooooooooo
El Nomenclátor se complementa con “El PARAÍSO” en honor al
hermoso entorno y las características pacíficas del balneario.
También “DEL PESCADOR”, por ser una costa visitada en
invierno por buscadores del pejerrey, además de varios vecinos, cada vez menos,
utilizando trasmallo, al igual que esporádicos pescadores artesanales que en
las noches buscan sábalos, dorados, viejas, carpas, patís, bagres y hasta
surubí.
Además, se incluyen familias fundadoras del balneario, ERRECARTE,
DALMÁS, CESTAU, y “LOS MARAGATOS,” dada la fuerte presencia de gente de San
José de Mayo.
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