Cuando, por los 80, se estaba completando la cartografía de suelos de los departamentos de Canelones y Montevideo al 100 mil, entendimos que sería interesante incluir las ciudades.
Sabiendo que
el suelo como tal, solo podría sobrevivir en parques y en el reducido espacio
de jardines y huertas familiares, consideramos que, de todos modos, reconstruir
el padrón original, podría ser útil para explicar el desarrollo de la ciudad y
el comportamiento de las construcciones, así como tomar en cuenta
características que pudiesen afectar futuros emprendimientos.
La
metodología se fundamentó en extender las geoformas mapeadas en el vecino
entorno rural con la base del mapa de curvas de nivel de la ciudad y así
determinar las Unidades de Mapeo.
Como trabajo
de campo, se realizaron observaciones en sitios conservados, canteras,
cimentaciones y obras viales en curso.
En algunas
áreas fue importante haber trabajado algunas huertas, incluyendo el campo de la
Facultad de Agronomía.
Como experiencia, fue interesante ver la ciudad desde una perspectiva
diferente, identificando a la Cuchilla Grande: Belloni, 8 de Octubre, 18 de
Julio como la principal divisoria de aguas, separando al este los valles del
Malvín, Chacarita, Manga y Miguelete, Pantanoso al oeste. Así como comprobar
similar altura sobre el nivel del mar entre El Cerrito y La Tabla
(altiplanicie), con un espacio intermedio de valle plano - lomadas suaves en
Maroñas- Villa Española.
Además,
presencia de un paisaje complejo, de variada geología y suelos misceláneos en
la faja costera, que se suaviza y simplifica al este en Carrasco, con dunas y
humedales.
Oooooooooooooooooo
Con la excepción de algunos barrios, en los que siempre me desorienté, como Villa
Muñoz y Pocitos, me considero un conocedor de Montevideo y del Ärea Metropolitana.
Otros al detalle, como el viejo Piria, donde localizaba la
casa de mis abuelos. La materna en la Cuchilla, donde alguna vez corrió el
trencito a Manga junto a “El Bomio”(más tarde el 110
de Cutcsa). La paterna en el valle, donde cantan las ranas, iluminan
las luciérnagas y suena la sorda cadencia de los tambores de los
Rodríguez Andrade.
Arriba parras y frutales, abajo culé y pitanga, (lá su- lá iu).
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