Las tierras del centro-sur del país, en San José las del
norte, no por capricho sino por sus condiciones, han sido pastoriles desde
siempre, aunque amenazadas desde los 60 por el avance erosivo de la agricultura
cerealera, hoy por la forestación intensiva.
Comunidad de hierbas, compuesta de una gran diversidad de
especies nativas e introducidas, con leñosas aisladas o en la proximidad de los
cursos de agua las que adaptadas a nuestras condiciones dan como resultado la
Pradera
Lógico es que este uso pastoril comparta el espacio con
pastos cultivados, fruticultura y silvopastoreo, siempre con la deseable
condición de equilibrio sostenible, donde el sistema debería mantenerse y aun recuperarse
de los efectos de las malas prácticas conservacionistas.
La razón de esta aptitud, son las características de los
suelos y su distribución en el paisaje, así como la riqueza en diversidad y
calidad de campo natural.
El relieve es de lomadas de fuerte pendiente, alrededor
de 6%, cuasi colinas en algunas áreas.
Los suelos predominantes (5.02b del CONEAT) (IP88), son
franco gravillosos, sin limitaciones al arraigamiento, con rocosidad escasa,
reacción ligeramente ácida, fertilidad media a nivel de Subeutrico y presentan
buenos niveles, ocasionalmente altos de materia orgánica en algunos sitios prístinos.
Ocupa las laderas
convexas, sobre material geológico alterado in situ o coluvial,
predominantemente granitoide, donde además de cuarzo presenta feldespatos
potásicos y ferromagnesianos, los que alterados aseguran un buen nivel de
minerales al ecosistema. Otras rocas
como anfibolitas, metalavas, esquistos variados y filones eruptivos, suman
otros minerales fundamentalmente ferromagnesianos. La continua descomposición
de éstos va asegurando el suministro de nutrientes al ecosistema a lo largo del
tiempo.
En forma localizada, en las laderas, la alteración “in
situ” se hace más profunda, con suelos rojizos (Grupo CONEAT 5.3) (IP127).
En las cimas extensas, casi planas con ojos de agua, el
cristalino está débilmente cubierto por sedimentos cuaternarios (Grupo CONEAT 5.4)
(IP114). Son la geoforma más antigua del sistema, la que al erosionarse generó
los valles en que aflora la rocosidad.
Algunos coluviones en alguna de estas laderas son de
menor pendiente, menos gravillosos, más oscuros, con valores originales de
materia orgánica altos, de hasta 8%. Cuando son separables a la escala de mapeo,
constituyen el Grupo CONEAT 5.5 (IP158).
En las concavidades del sistema, contra las cañadas y
vertientes, el suelo es de origen coluvial-aluvial y se hace más profundo y
fértil, con alta capacidad de almacenaje de agua, donde se desarrolla
vegetación resistente a las sequías, hecho que fortalece la vocación pastoril
de estos campos, la que fue reconocida como tal al considerar la productividad
CONEAT (IP88).
El 5.02b, se asocia en las partes altas más aplanadas del
paisaje, a suelos limo arcillosos, negros - pardo oscuros, más fértiles, de
variada extensión, desarrollados sobre sedimentos cuaternarios de espesor mayor
a 1m, correspondientes a los Grupos CONEAT 10.3 y 10.12, donde se desarrollan
los cultivos forrajeros y cerealeros.
Los materiales erosionados de estas tierras dedicadas a
cultivos, son aportes de fertilidad al suelo pastoril de la ladera, ya sea por
los fertilizantes residuales como por procesos de migración geoquímica.
A este sistema, apto para cría y ciclo completo de
ganadería, lo respaldan pasturas nativas e introducidas de ciclo primavero-
estival (Paspalum, Andropogon, Axonopus, Setaria, Stenotaphrum, Sporobolus, Bouteloua,
Aristida, Schizachyrium, etc). Con presencia aislada de tala-coronilla-molle, más
frecuentes cuando la rocosidad es mayor.
Se complementan con las invernales de las cimas cultivadas
(Grupos10), con espartillo característico (Stipa, Adesmia, Festuca, Phalaris,
Vicia, Medicago, Bromus, Agrostis, cardos, etc ).
Vecinos de estas tierras están las geoformas serranas,
sin presencia sedimentaria en la cima y con rocosidad alineada en Sierra Guaycurú
(Grupo CONEAT 5.01c) y roquedales globoides en Sierra Mahoma, Mal Abrigo y
afines (Grupos CONEAT 5.01a y 5.01b).
Este sistema pastoril ha demostrado una gran resiliencia
y capacidad de regeneración. Apoyan esta afirmación estudios florísticos y de
productividad como los de May en recuperación de cárcavas y los del CIAAB
Estanzuela en la década del 70, coordinados por Carámbula y ejecutados en esta
región por Diego Risso, donde la producción de pasturas del 5.02b se arrimaba a
los valores de algunos suelos agrícolas.
ooooooooooooooooooooo
Un ecosistema herido por sistemas productivistas,
agrícolas en el pasado, con disqueras laborando en declive, más tarde con abuso
del glifosato, hoy amenazado por los cultivos forestales intensivos,
monoespecíficos y coetáneos donde la silvicultura está ausente.
Apto para producciones que perfectamente pueden asociarse
en su justa medida, buscando el equilibrio agro-silvo-pastoril, que conserve
los recursos suelo y agua, además de los bióticos, estos últimos afectados en
forma menos visible y con escaso conocimiento de su real importancia. ¿Cuánto
contribuyen los apereás, martinetas, luciérnagas y hongos, como también las
tucuras, hormigas y arañuelas reciclando materia orgánica?
En San José existe una norma limitando la forestación al
8% del predio, que entendemos no debería se rígida, aunque no imaginamos como
será considerada por el Grupo de Forestación que informa al respecto, ante los
decretos productivistas del Poder Ejecutivo, que tememos surjan en el futuro
próximo. Consideramos que el Plan Agropecuario debería integrarlo.
Aumenta nuestra incertidumbre cuando, tal como sucedió pocas
veces en el pasado, la Dirección Forestal del MGAP está dirigida por gente
vinculada al sector productivo del oeste, el más necesitado de tierras.
Se dirá que el Ministerio de Ambiente ejercerá el control,
acción muy difícil de desarrollar, debido al tiempo que demandarán informes
serios, los que irán corriendo detrás de la realidad consumada.
Además en la restructura ministerial, el ordenamiento
territorial se integró al de vivienda, con un criterio netamente urbano,
desintegrando las acciones en esta temática donde ambiente y territorio deben
ser considerados en conjunto.
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