Este
concepto cobro gran importancia a fines de los 80, al momento de fijar las
normas para determinar las tierras pasibles de sostener proyectos forestales
adjudicatarios de los importantes beneficios económicos que establecía el marco
legal, entre ellos un reintegro por área plantada y facilidades para importación
de equipos.
Esta
clasificación basada en los Grupos CONEAT, fue confeccionada por Recursos
Naturales del MGAP, en particular la Dirección Forestal y la Dirección de
Suelos. Un ámbito más restringido que el que determinó los Índices de
Productividad carne -lana de CONEAT en 1973, donde participaron referentes de
diferentes regiones y rubros, en particular los técnicos del Plan Agropecuario.
A rasgos generales, se dejaron de lado:
Las tierras del basalto y de otros suelos con poco espacio para las raíces.
Las tierras
con muy alta rocosidad.
Los
humedales y suelos con déficit en la aireación radicular.
Las tierras
más fértiles, limo-arcillosas, con aptitud para agricultura y otros cultivos.
Las tierras
con alto valor pastoril.
Para
comprender como se llega a esto, debemos remontarnos a los 60, donde la CIDE
recomendó la alternativa forestal en las Zonas 7 y 8, o sea los suelos arenosos
del noreste del país.
Esto se basa
en el reconocido hecho de que los árboles en general, sobre todo las coníferas debido a su menor exigencia en nutrientes prosperan en suelos de menor
fertilidad, más ácidos, como los arenosos, donde se desarrollan bien las
micorrizas, hongos que en simbiosis radicular facilitan la función nutritiva de
la planta.
En
contraposición, los limo arcillosos, más fértiles, menos ácidos, facilitan las
bacterias simbióticas como el Rhizobium de las leguminosas, comúnmente
inoculado en la siembra de forrajeras.
Así
integraron inicialmente la lista de prioridad:
-Los suelos
arenosos del noreste del país y del litoral, sobre sedimentos devónicos,
gondwanicos y cretáceos (Grupos y subgrupos 7, 8 y 9).
-Los suelos
areno-gravillosos vinculados a sedimentos pliocénicos (Grupos 09).
-Las colinas
serranas, intermedias entre las cumbres más rocosas y el bajo valle más fértil
(Grupos 2.12, 2.14, 2.11A).
-Las dunas
de todo el país y las costas arenosas desde el Chuy hasta el Río Negro (Grupos 07).
-Las
márgenes de los ríos y lagos de los ríos Negro, Tacuarembó Grande y Chico, alto
Uruguay, Santa Lucía y San José.
Durante el gobierno nacionalista, el avance
propiciado por los beneficios tuvo gran incremento y los propietarios de estas
tierras se beneficiaron con un aumento de su valor de mercado.
Así, en Suelos
y Aguas debimos atender impugnaciones, o sea solicitudes de revisión del Grupo
CONEAT, ya no para solicitar una rebaja del Índice de Productividad, sino para
un probable cambio a “Prioridad Forestal”.
Por algún
tiempo se permitió que un determinado porcentaje de “prioridad” hacía extensivo
el beneficio al resto del padrón, lo que produjo una manipulación del padrón
catastral a efectos de lograrlo. Esto desvirtuaba lo deseado, exponiendo a ser
plantadas tierras poco aptas, por lo que posteriormente fue dejado sin efecto.
Ya en este
siglo, en un seminario del sector forestal en INIA Tacuarembó, desde Suelos y
Aguas hicimos una propuesta con altas y bajas y ya para el 2010:
-Dejaron de
ser “prioridad” los márgenes de ríos y lagos, en virtud de presentar monte
nativo propenso a ser afectado por la forestación y por presentar suelos poco
aptos, ocasionalmente inundables o alcalinos (blanqueales).
-Se amplió
para algunos suelos de los valles serranos, con la condición de justificarlos
con un informe técnico. Esto se evaluaba teniendo en cuenta la accesibilidad,
el riesgo de erosión, el espacio a las raíces, excesos de agua, fertilidad, y
fundamentalmente el valor del monte nativo y de los campos naturales afectados.
Así se incluyeron el 2,11b, el 2.14 y el 2.20. La propuesta original para este
último era para Cerro Largo y Treinta y Tres.
-En la zona pastoril
central del Cristalino se incorporaron tierras 5.02a, algo más rocosas que la
media (pero menos que en Sierra Mahoma) y se mantuvo el 5.01c de Sierra
Guaycurú y aledaños.
-Se
eliminaron algunos suelos pliocénicos: 09.1, 09.4 (Raigón), 09.5, S09.10, 20 y
21.
-Se eliminaron
las tierras más fértiles del Cretáceo, Grupos 9.5, 9.6 y 9.41, manteniendo las
muy erosionadas (9.42) que al ser arenosas pueden ser forestadas exitosamente.
En aquel
seminario también proponíamos incorporar los suelos agro pastoriles para el
este de Canelones y Maldonado, hecho que se concretó recientemente, con
carácter general, condicionados a recuperación de áreas erosionadas con
cárcavas.
En San José,
inicialmente tenían prioridad unas 24000 hectáreas, además de la costa del San
José y Santa Lucía.
Pocos fueron
los proyectos para estas tierras, en gran medida por el carácter reducido en
área de los Grupos y los predios. El Grupo 09.4 con 18000ha con la condición de
“campo firme” para pastoreo del tambo, finalmente se dio de baja como vimos, al igual que
las costas no arenosas.
Mantuvieron
esa condición las sierras de mayor relieve del 5.01c con apenas 1500 ha y los suelos
arenosos del Plata con poco más de 4000 ha.
Los grandes
productores forestales buscan incorporar los valiosos suelos pastoriles del
Cristalino, los que justifican esa condición forrajera dadas sus concavidades
resistentes a las sequías sumada a la fertilidad que le aportan geo-fisicoquímicamente los
suelos vecinos limo arcillosos de las cimas.
Desarrollar
cualquier cultivo incluyendo el forestal a expensas de destruir el sistema
herbáceo nativo, es equivalente a la criticada deforestación se las selvas. El
Uruguay Natural deberá cuidar este concepto.
Para
desarrollar forestación en esta región la “prioridad” es relativa, pudiéndose
lograr un buen sistema agro- silvo-pastoril, , diverso en sus productos,
utilizando más especies arbóreas que las sugeridas en este marco legal, valiosas para carpintería, abrigo, sombra, combustible y paisaje.
Publicado el 8 de diciembre del 2021 en PRMERA HORA de San José.
PLACA ORIGINAL BASE DE LO PRESENTADO EN REUNIÓN DE TACUAREMBÓ
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