Con el
objetivo de aportar respecto a la calidad de nuestros mapas, discutimos algunos
criterios.
En términos
generales siempre se busca:
- definir la
escala de acuerdo al objetivo deseado.
- definir unidades
de mapeo sólidas de acuerdo a esa escala.
-caracterización
prolija
-describir
el contenido de manera clara para el usuario.
De todas
maneras, siempre existen algunos aspectos a reflexionar.
La
Clasificación Uruguaya de 1976 permitió afinar los criterios para diferenciar
suelos diferentes y así mejorar en el requisito básico de juntar similitudes y
separar diferencias, así como comparar cartografías.
Esto es
relativamente fácil a nivel detallado, donde las Unidades de Mapeo son Sitios, aunque
se complejiza en los relevamientos regionales de Unidades o Sistemas de Tierra,
con geoformas más diversas, donde debemos ser más precisos en la descripción
del contenido, evitando leyendas insuficientes, a efectos de ser correctamente
entendidas por el usuario.
Los límites deberían ser lo más netos posible, evitando que las transiciones constituyan Unidades diferentes, por lo que las referencias visibles son bienvenidas, como ser los quiebres del paisaje.
En zonas de
intenso laboreo la caracterización debe contemplar con atención la transición
Ap-Bt, evitando falsas interpretaciones del carácter lúvico y sospechar la
existencia de fragmentos de Bt en el Ap lo que podría falsear una condición
eutrica.
Las
discontinuidades litológicas comunes con las geoformas más enérgicas determinan
además de las dificultades en la comprensión de su génesis, la posibilidad de
interpretar falsos suelos superficiales.
Al describir
las Unidades se debe evitar magnificar la presencia de suelos notorios, fáciles
de clasificar y que aun siendo poco frecuentes aparecen predominando la
Leyenda.
Las leyendas
que dejan bien clara el padrón de suelos son las deseables. En este sentido las
13 Zonas CIDE son un buen ejemplo.
La
descripción de las Unidades de Tierra CONEAT no describe esa distribución,
aunque tiene la virtud de hacer referencia a la cartografía predecesora. Sin
embargo, no aprovecha toda la información inédita de las fotos 40.000 por lo
que algunas veces agrupa de acuerdo a capacidad de uso.
Esto se
corrige al Millón, aunque es irregular en la definición de algunas de las 99
Unidades, donde algunas Zonas CIDE se dividen claramente según la geomorfología
y otras tienen excesos.
En algunas
Unidades se agrupan según capacidad de uso suelos distintos, pasando a ser
dominantes.
En la
cartografía al 100.000 se corrige esto al separar Series a nivel de 3
frecuencias, aunque no se describe el Padrón, lo que se retoma al describirlas.
La
asociación de Series no fue seguida en muchos casos, sustituida por Grandes
Grupos aunque siguiendo la nomenclatura geomorfográfica para las Unidades.
A este nivel
se recupera la información de las fotos 40.000 y se enriquece caracterizando
Unidades sin información.
La
determinación de las Series puede ser mejorable, reuniendo suelos vecinos, taxonómicamente
separados, al límite del Eutrico- Subeutrico, o Tipico-Luvico, por ejemplo.
Consideramos a éste un documento abierto a consideraciones
que vayan surgiendo.
Comentarios
Publicar un comentario