Cuando el PELS inició el mapeo de suelos a fines de los
60, lo hizo con objetivo impositivo, el IMPROME.
El primer mapa de suelos a nivel nacional fue el de la
CIDE, con 13 unidades y sirvió de base y antecedente para pasar a este nivel
más detallado, que tendría valor a nivel predial y así CONAT podría generar las
bases del impuesto.
Así, se fueron determinando las Unidades de Mapeo,
fotointerpretando a escala 40.000.
En parte del país
se les dio una nomenclatura geográfica y en otras simbología geomorfológica, describiendo
los principales suelos que las integran, con caracterización física y química y
clasificados según la taxonomía americana adaptada a Uruguay.
Estas Unidades convertidas en Grupos CONEAT, se
identificaron numéricamente, haciendo referencia a la Zona CIDE.
El Grupo se formó con una o varias Unidades de Mapeo y
como sucede con todo mapa de suelos, los errores a evitar fueron no integrar
casos diferentes ni separar los afines. Como sucede en toda unidad de mapeo,
resultaron heterogéneos en diferente grado, según el padrón de suelos.
En 1973 se completó el mapeo y los Grupos se imprimieron
en láminas de acetato superponiéndolos al padrón catastral rural, a escala
20.000 para facilitar el uso predial, con una pubicación que describía las caraceristicas de los suelos.
Una cartografía que da información de los suelos y su
productividad en carne y lana y resultó fundamental para el ordenamiento
territorial forestal, y potencialmente útil con otros objetivos.
A título de ejemplo, poder determinar, cruzándolo con
información meteorológica, los actuales y potenciales riesgos de sequía, evitando
hacerlo según distritos políticos.
Estas Unidades de Mapeo básicas sirvieron y servirán en
el futuro para otros mapas.
Agrupadas al 500.000 generaron un mapa para uso interno
de la DSA, que sirvió entre otros para la Carta de Erosión Antrópica en los 90.
En 1976, en otro agrupamiento, al Millón, se determinaron 99 Sistemas de Tierras, donde se presentó la Clasificación Uruguaya de Suelos y resenta similar o mayor heterogeneidad relativa a la escala que la de los Grupos CONEAT.
Con el principio de los 80, si inició el plan de
relevamiento al 100.000, con intención de cubrir todo el país, aunque solo tuvo
como sabemos, cobertura parcial.
La intención era
mejorar la información de una cartografía que CONEAT había hecho popular.
La base fueron aquellas primeras Unidades de Mapeo,
manteniendo intactas algunas, modificando otras, con mayor información
geomorfológica, agregando fases e incrementando la caracterización.
En esa etapa se comenzó a denominar las “especies de
suelos” como Series, para darles una mejor localización por parte del usuario.
Era un proceso de alto costo, que se fue enlenteciendo, con
mínima cartografía, por lo que para este siglo sugerimos el concepto
“Enriquecer CONEAT”, para relacionar la información que fuese surgiendo al mapa
CONEAT.
El CONEAT, conocido en todos los ambientes, una forma
fácil de hacer saber que existe una cartografía de suelos, utilitaria, de fácil
acceso para todos.
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