Una de las mayores ventajas comparativas
de nuestro país, es la diversidad de sitios para desarrollar una gran variedad
de producción primaria, amoldándose al potencial natural de su suelo y clima y
así sostener nuestra sociedad, brindándole soberanía alimentaria, seguridad
laboral y rentabilidad.
En este sentido, la propuesta de la
CIDE de principios de los 60, derivaría en el conocimiento total de nuestros
suelos (CONEAT) y más tarde en el Ordenamiento Territorial Forestal.
En base a estos estudios, se debería
privilegiar el desarrollo de este rubro para el noreste del país, además de
otras áreas que se sumarían, allí donde la agricultura dejara de ser
competitiva, debido a la naturaleza pobre del suelo o su degradación. Más tarde,
coincidente con la decadencia de la producción lanera, se sumaría la serranía.
La planta procesadora de Paso de los
Toros sigue esa lógica, no tanto las del litoral, que tal vez pensaron traer
madera de Argentina y que hoy deben aumentar su radio de acción con el
consiguiente costo de transporte.
Por siempre, la base productiva de
San José ha sido la carne y la leche, acompañada al sur por cultivos horti
frutícolas.
El uso pastoril en campos naturales o
regenerados junto a los cultivos forrajeros, aseguraron rotaciones donde las
pasturas permitieron recuperar suelo.
Hoy son innumerables las oportunidades
para utilizar los rubros más ventajosos en lo social y económico, como la
quesería artesanal, frutos y hierbas no tradicionales, turismo rural e incluso
una forestación más diversa, generadora de madera aserrada.
En ese escenario, creemos que el
modelo “masivo” (monocultivo) de cultivos forestales, que se desarrolla en
otras partes del país, no es el más adecuado.
Es bueno para sumar toneladas de
celulosa y para robotizar el manejo, con beneficios para los constructores de
máquinas y algunos pocos operarios especializados.
La actividad, seguramente realizada
con técnicos y empresas tercerizadas, provendrán de otros departamentos que
tienen logística instalada. Trabajando fuerte en la plantación y en la cosecha.
Esta última con gran demanda de
fletes, un real beneficio para los operadores del departamento y tal vez
comprometiendo obras a la comuna con el objetivo de adecuar la caminería.
En el intermedio, los hombres
duermen y los árboles crecen, dejando, muchas veces, taperas en el interior de
los montes.
Opinamos que lo mejor es darle
oportunidad al equilibrio agro-silvo- pastoril y en particular crear la riqueza
maderera con silvopastoreo u otra combinación de usos.
En el intento de las empresas
celulósicas para aprovechar la gran productividad de nuestros suelos, hemos
oído de precauciones ambientalistas que hoy todos los rubros cumplen, al no
intervenir las Reservas Naturales biodiversas, como lo son los humedales, blanquéales,
montes naturales y roquedales. Por improductivos o estar protegidos por el
marco legal.
En los espacios cultivables, la
agricultura degradó suelos. La regeneración de pasturas y las praderas
artificiales permitieron un proceso de recuperación. No tenemos certeza de la
capacidad de los eucaliptus y menos los pinos, para sostener ese proceso.
El silvopastoreo permite un efecto
sinérgico, con el valor agregado de abrigo al ganado y la posibilidad de
generar un “piso” herbáceo, constructor de suelo, dentro del monte, tecnologías
que el INIA y la UDELAR deben estar evaluando.
Una producción pastoril que presente
cortinas de abrigo y sombra puede ser considerada como un silvopastoreo mínimo.
Entre este extremo y un cultivo de pasturas y árboles coasociados, pueden
imaginarse todo tipo de propuestas. No es silvopastoreo soltar unos animales a
su albedrío dentro del monte.
El porcentaje de monte puede ser
mayore o menor al 8% establecido como norma departamental, dependiendo de la
distribución predial del suelo y de sus características y cualidades.
En cualquier caso, las medidas de
conservación del suelo se basan en no intervenir las reservas naturales, ni las
concavidades, con laboreo y circulación siguiendo lo más cercano posible las
curvas de nivel.
Las tierras muy erosionadas
(desertificadas) son un especial desafío para el silvopastoreo, obra de
pioneros con apoyo comunal.
Publicado en Diario Primera Hora de San José el 24/12/20
Comentarios
Publicar un comentario