Estas tierras, por definición, son aquellas que se
inundan en forma permanente o intermitente. En ese sentido, sus suelos tienen
porosidad saturada total o parcialmente con agua y por lo tanto muy baja
difusión (disponibilidad) de oxígeno para la respiración radicular de las
plantas.
Como resultado, la cobertura vegetal espontánea se adapta
a esta condición, utilizando el O2 disuelto en el agua (si ésta tiene remoción)
u otros mecanismos si está estancada, como neumatóforos u oxidación electroquímica.
Si bien se definen con la condición de estar cubiertos de
agua, entendemos que se deben asimilar a estas tierras aquellos sitios que, sin
agua en superficie, están saturados de agua en una medida que condiciona su
uso. Este concepto vale también para las vertientes permanentes, presentes en
las serranías, tierras de geología cristalina, areniscas, etc.
Esta condición hidromórfica es una cualidad negativa para
el uso intensivo tradicional de la tierra y sin embargo el riesgo de sequía es
nulo o extremadamente bajo.
Siendo por lo general tierras planas de acumulación, su
riesgo de erosión es también muy bajo, aunque se convierte en muy alto en
sitios de laderas cóncavas (vertientes).
Debido a los excesos de agua, en algunas ocasiones tienen
baja sustentabilidad para circular con vehículos e incluso animales.
Potencialmente degradables, el uso con cultivos que roturen
el suelo debe evitarse. Lo más recomendable es el uso pastoril y como reserva
biológica, aunque se observan casos con plantaciones forestales con especies adaptadas
cono los sauces y el ciprés calvo.
Los más conocidos y protegidos institucionalmente, con
muy variadas características, se localizan en la franja costera desde el Lago
Merim hasta Farrapos. En el este vinculados a un rosario de lagos y lagunas.
En todo el litoral
oceánico-platense resultado de una regresión marina y desapareciendo por encima
de las costas acantiladas. En Colonia son más estrechos, manteniendo una alta
biodiversidad biológica, respecto a la cual recuerdo mi avistamiento de un gato
del pajonal (colo-colo).
Para los Humedales, está vigente un marco legal y
acuerdos internacionales como Ramsar, tendiente a la protección integral de la
vida en estos sistemas.
En el vértice sureste de San José existe una Reserva que asegura el reposo de aves migratorias.
Los suelos característicos son los Gleysoles, con
horizonte gleico, anaerobio (en estado reductor), de colores verde azulados,
que aparecen desde la superficie en los más hidratados (acuicos) o a más
profundidad, hasta poco más de 1 metro, según el nivel de la napa (paracuicos). En el sur están representado por las Series Bañado de Pando, La Barra, Neptunia, Parque Roosevelt y Solís Grande,
Los materiales generadores son sedimentos de la Formación
Dolores o coetáneos a ella y sedimentos aluviales o coluviales más modernos.
Predominan en los Sistemas de Tierras Bañado Farrapos,
India Muerta, Laguna Merim y San Luis, con importante presencia en El Ceibo,
Lascano, Rio Tacuarembó, Villa Soriano, Cebollatí e Islas del Uruguay.
También asociados a depresiones del cordón de dunas
costeras o encerrados entre éstas y las tierras altas, así como también en toda
planicie baja que acompañe un curso de agua y lagos naturales o artificiales,
en cualquier rincón del país.
Son integrantes del ecosistema de las principales
planicies fluviales, acompañados a los albardones aluviales aéricos con Selva Fluvial.
Hacia tierras más altas generalmente con vegetación de Parque, a Planosoles,
Argisoles y Solonetz, que pueden presentar napas colgadas y síntomas de
alternancia de oxidación-reducción, tales como concreciones de FeMn y moteados.
No es rara la presencia de Planosoles con un horizonte gleico en profundidad.
Este ecosistema tiene uso principalmente pastoril, siendo
el sostén principal para el cultivo del arroz.
Otro integrante de los Humedales, aunque de menor
frecuencia, son los Histosoles, suelos orgánicos turbosos, sostén de los
bañados más notorios, India Muerta y Carrasco, con presencia en Rincón de Ramírez
y en algunos sitios menores como en la boca del Arroyo Cufré. En el sur se presenta la Serie Carrasco.
En la franja costera existen grandes variaciones, desde
sitios muy ácidos (alta turbera) vinculados a dunas, hasta bañados o esteros
salinos con hunquillqres, pajonales y cangrejales, como en el curso bajo del
arroyo Solís Grande (desde ruta 9) y del Maldonado, así como del Rio Santa
Lucía hasta cercanías de la desembocadura del arroyo El Colorado. Hacia el oeste
desaparecen la salinidad y los cangrejales.
La
vegetación de los Humedales es de Comunidades Hidrófilas : Resumiendo e
indicando géneros que presentan especies indicadoras:
PALUDOSAS: juncales (Scirpus), totorales (Typha), sarandíes(Phillantus, Cephalantus), ceibos(Erythrina),
sauces(Salix), caraguatá(Eryngiun), achiras(Canna, Thalia), carrizo(Panicum),
duraznillo(Solanum), camalotes(Pontaderia), cucharones(Echinodorus),
redondita(Hidrocotyle), Ranunculus, Cardamine, Egeria, Potamogeton,
Utricularia, etc.
HALOFITAS
PALUDOSAS: hunquillares(Juncus), Spartina,
Salicornia, etc.
ULIGINOSAS(sin anegamiento permanente): pajonales(Panicum,
Andropogon, Eryanthus, Cortaderia, Schizachyrium), Stenotaphrum, Agropyron,
Cyperus, Eryngium, Arundinella, Baccharidastrum, Cleome, Bacharis, Sesbania,
Croton, Vernonia, etc.
HALOFITAS
ULIGINOSAS: Distichlis, Atriplex, Sporobolus, etc
DUNAS
ULIGINOSAS: Drosera (casa moscas), Lycopodium,
Polygala, Rhynchospora, redondita(Hydrocotyle), Cyperus.
La recomendación principal para estas tierras es mantenerlas
intactas, con la finalidad de preservar su rica variabilidad biológica y a lo
sumo propiciar las visitas didácticas. Existen algunas situaciones donde es
posible la explotación rentable controlada, como es el caso de los hunquillares,
entre otros de la desembocadura del Santa Lucía y de la Boca del Cufré.
Lamentablemente estos cuidados no se tuvieron en cuenta
en el pasado, cuando drenar-secar bañados era una meta progresista.
Algunas intervenciones afectaron estos sistemas, como la Represa
de India Muerta y el Canal Andreoni.
A fines de los 70, el Bañado de Carrasco fue canalizado,
sin lograr el objetivo de hacer cultivable la tierra y rompiendo el filtro que
ejercía para los abundantes residuos industriales de las cuencas de los Arroyos
Manga, Carrasco y La Chacarita, provocando la contaminación de la playa.
Diez años después, en los 90, se permitió la instalación
de asentamientos humanos en la planicie baja del arroyo Miguelete.
La forestación tenía en el siglo pasado, el objetivo de
plantar las tierras no aptas para cultivos, como las dunas, las sierras rocosas
y los bañados, con resultados complicados.
Así en el Arroyo Pando y al sur de San José se realizaron
plantaciones de sauce álamo principalmente. Hoy día como es el caso del bajo
Pavón, la vegetación natural va reclamando su sitio a expensas de árboles
decadentes.
Si bien nuestro país ha progresado en la protección de
estos ecosistemas, tanto en el marco legal como en el institucional, incluyendo
un nuevo Ministerio, los pequeños Humedales y la biota que
sostienen, dependerán de sus propietarios.
Al Compañero “Pico” Altamirano, más de 60 años de vocación agronómica,
dedicados sin pausa al conocimiento y conservación de nuestros recursos
naturales.
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