Estamos convencidos que nuestra tierra, tiene un enorme potencial
pastoril y forestal. En una inteligente combinación de estos rubros, estaría la
mayor oportunidad productiva del país, por lo que suponemos que nuestras
instituciones de investigación y planificación están profundizando en el tema.
No se compara el actual desarrollo forestal con nuestros objetivos del
siglo pasado.
Aquellos se limitaban a plantaciones de pinos, eucaliptus, sauce álamo, algunas
pocas especies prometedoras de madera y frutos, los chopos combinados con
huertas, los proyectos paisajísticos y las cortinas de abrigo y sombra.
Estos alimentaban la carpintería, la producción de leña, postes, piques
y en menor medida chapeados y aglomerados, además de sus efectos ambientales
benéficos.
Con producción a escala predial o poco más, de características casi artesanales
que como tales tenían el sello de técnico asesor. Siempre de formas angulosas,
tetraedros obligados a tener ese formato para aprovechar los alambrados que aíslan
el pastoreo.
El proceso industrial tenía también esa escala, con aserraderos que a
veces mantenían la propulsión por correas y poleas. La producción de piques se reducía muchas
veces a un tractor con sierra circular acoplada.
La cosecha sostenía un gran volumen de mano de obra, de enorme valor
social y trabajando en base a hacha, machete y motosierra.
Se veía, como algo ambicioso, imitar el plan brasileño de Navarro de
Andrade, para desarrollar el ferrocarril con plantaciones de eucaliptus para
durmientes a lo largo de las vías.
El panorama se fue expandiendo con las inversiones de las Cajas Bancaria
y Notarial y el proyecto para papel de rotativas con pinos de fibra larga, que
se frustró al querer desarrollarlo en el litoral agrícola y no en el noreste, donde
están las tierras más aptas y que hoy son la base de UPM 2.
La producción de papel estaba en PAMER de Mercedes e IPUSA en Pando, a
los que se sumó FANAPEL en Juan Lacaze.
También crecía la demanda de postes preservados para líneas de cableado
aéreo y más tímidamente para construcciones de madera.
ooooooooooooooooooo
A pesar de preconizarse el equilibrio agro-silvo-pastoril, siempre hubo
competencia por la tierra. Consideramos a las cortinas de abrigo como un “encuentro”
de técnicas, donde los rubros pueden complementarse para ser un punto de
partida para una mayor integración, como protección de cultivos y campos de
pastoreo.
Vemos a los montes de abrigo y sombra como los precursores de ese
encuentro, base del silvopastoreo, por lo que lo llamamos Silvopastoreo Mínimo. Dejamos fuera de este concepto
los rodales que no tienen como objetivo beneficiar a los animales de pastoreo.
En el país son numerosos estos emprendimientos, generalmente en base a eucaliptus,
aunque pocos se diseñaron teniendo en cuenta técnicas agronómicas básicas, tales
como localización en el paisaje, composición, padrón de suelos, microclimas y
efecto de los árboles sobre las pasturas.
Vale decir que los procedimientos empíricos predominaron sobre los
racionales. De esto últimos se destaca uno del recordado profesor de
Silvicultura César de Castillo, titulado “Montes de Abrigo Para Parición y Post
Esquila” (publicado en Yumpu.com).
Recordamos que por los 60 en Bañado de Medina se había planificado un experimento
con vacunos, de largo aliento del que desconozco resultados.
En este tema también comprobamos que hay trabajos, entre otros, de
CNFR-FAGRO, en la Revista del Plan Agropecuario N°50 y en los anuarios del BSE
de 1928 y 1946.
Estas intervenciones arbóreas dentro del campo natural o regenerado,
podrán ir aumentando el conocimiento de cómo se relacionan ambos ambientes y la
posibilidad de evaluar la incorporación de especies forrajeras tolerantes.
Recordamos al colega J.C. Millot, “Papate”, que en alguna oportunidad me
señaló bajo los árboles de Facultad de Agronomía, relictos de un Jardín de Introducción
que mostraban un buen desarrollo de gramíneas forrajeras. Con esta base, cuando
todavía pensábamos en trabajos interdisciplinarios de investigación desde la
DSA, esbozamos un proyecto en ese sentido que no prosperó.
Es conocido el uso de Festuca sylvatica (Brachypodium sylvaticum) en bosques europeos,
la que además es constructora de suelos, como todas las de su género.
Es conocido el uso de Festuca sylvatica (Brachypodium sylvaticum) en bosques europeos,
la que además es constructora de suelos, como todas las de su género.
En el contexto actual pensamos en cortinas que sigan las curvas de nivel
y se interrumpan en las concavidades, manteniendo sin intervención al suelo en
estas últimas.
Inicialmente se planteaba aislar del pastoreo a la plantación.
Actualmente el aislamiento debería ser muy temporal con cercado eléctrico y
permitiendo la entrada de equinos y bovinos tempranamente y ovinos tardíamente.
El uso de pastores eléctricos permitiría, en adición, hacer coincidir
estas cortinas con terrazas, cuando se trate de tierras de alto riesgo, cultivables
con pasturas.
Se trataría de cortinas de unos 30m de ancho, que pueden repetirse a lo
largo de laderas largas. Si se localizaran cada 300m significarían menos de 10%
de forestación ya que no deben atravesar las concavidades.
Cuando un tramo de cortina haya crecido y permita el acceso de los
animales, el equipo de cercado eléctrico puede trasladarse a un nuevo tramo.
Proponemos una estructura de 3 niveles:
1 El corazón, que le da altura, constituido por 4 filas de eucaliptus
(grandis, maideni, globulus) distanciados 3x3m en tresbolillo.
2 Frente a los vientos del cuadrante Sur, cerrando el pasaje de viento a
nivel de piso, 3-4 filas de plantas de follaje bajo y persistente distanciados
3x3m. Sugerimos cipreses (macrocarpa, lusitánica, arizonica), transparente
(Myoporum), etc.
3 Del lado norte, un área con 3 filas de latifoliadas de sombra,
distanciadas 5x5m, mixta, constituida por árboles de follaje caduco o persistente:
fresnos, arces, plátanos, olmos, pecán, anacahuita, etc.
Las especies mencionadas son meras sugerencias a corregir de acuerdo a
la característica de los diferentes sitios del país.
Las características sinuosas y coloridas que pueden tener estos rodales
cambiarían el paisaje de la campiña uruguaya.
En términos más materiales, al incremento esperado en la producción
animal, se suma un recurso extra del predio en madera, leña, postes a utilizar
épocas de crisis. Nos consta que en muchas oportunidades se pensó en propiciar
este aspecto para pequeños y medianos productores ganaderos y tambos, con apoyo
de las Intendencias y sus viveros.
Este planteo silvopastoril es opuesto al hecho muy común, consistente en
arrendar pastoreos en cultivos forestales que ocupan todo el terreno.
Las situaciones intermedias, que pueden ser muy variadas, pueden irse
apoyando en las experiencias del Silvopastoreo Mínimo y ser una alternativa diferente a la fforestación masiva robotisada.
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