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PLANOSOLES Y GRUMOSOLES


Del Cristalino y sus vecindades

Son suelos que cuando se está mapeando, resultan un esclarecedor alivio para desentrañar el patrón de distribución en el paisaje.

Contrastantes, tanto en sus características como en su posición topográfica, concavidad vs convexidad.

Su intra-zonalidad le da vida a ese paisaje donde predominan los monótonos suelos climaxicos de Pradera, que hoy llamamos Brunosoles.

Cuando nos estábamos formando como mapeadores, antes de las fotos aéreas, las formas del paisaje surgían de las curvas de nivel. Se apretaban cuando afloraba el cristalino rocoso o los Raigón - Fray Bentos inermes, se separaban redondas en las convexidades y se afilaban en las concavidades.


Los Grumosoles crecen en los sedimentos predominantemente finos del cuaternario, el Libertad y sus coetáneos con sus coluviones. Nunca los llegamos a observar en materiales “in situ” del Fray Bentos. Sí en pequeños sitios arcillosos del Raigón, Cristalino y Cretáceo.

El horizonte diagnóstico A2 del Planosol, que nunca me acostumbré a llamar E, no era fácil de distinguir con los primitivos taladros a mecha de carpintero.

Con los Grumosoles era diferente. Alcanzaba con pinchar la fase superficial o descubrirla en los surcos de la chacra. Quedaban dudas si no se la encontraba y la textura era muy pesada. En esos casos la presencia de rajaduras, cardos y viznaga ayudaban al diagnóstico.

En ocasiones, la diferenciación textural suponía una Pradera y sin embargo el doble perfil se presentaba o se hacía evidente en los prominentes gilgai de los campos naturales.

Así, la mayoría de las Praderas Mínimas eran en realidad Grumosoles. Con el tiempo y una mejor caracterización con calicatas, se agregaron otros elementos, como las caras de deslizamiento, que ayudaron al diagnóstico.
Facilitaba su detección la presencia de las bandas calcáreas atravesando los caminos de tierra, muy comunes, donde aún transitaban bueyes arrastrado chatas con tarros de leche. Los cortes de camino también los delataban.

 Las Praderas más diferenciadas (Máximas), que muchas veces sugerían un efímero A2, nos llevó a crear el grupo de las Praderas Planosólicas, precursor de los Argisoles.

El horizonte eluvial de los Planosoles se diagnosticaba, además de su inequívoca posición, por su color pálido, el moteado y las concreciones de Fe-Mn. Al caracterizar el solum en muestras de calicata, corte de camino o en los tubos de la Máquina Negra, la caída de CIC lo confirmaba.



Con el tiempo fuimos descubriendo que la posición más rara para un Planosol eran las planicies, sobre todo las bajas, donde se acumulan los aluviones. Su presencia en las planicies altas raramente inundables, se hizo menos común que en los coluviones de laderas suaves y en las grupas cóncavas.

Solamente en el Migues observamos Planosoles en convexidades altas, con claro horizonte álbico sobre subsuelo muy pesado e hidromórfico, en discontinuidad litológica.

Al principio, los Grumosoles se consideraban resistentes a la erosión y alto riesgo de sequía. Con el tiempo fuimos descubriendo que su rápido sellado en períodos lluviosos acrecentaba su erodabilidad, acrecentada por el microrelieve. Su alta capacidad de retención y almacenaje de agua disminuye su susceptibilidad a la sequía. En aquella época en Argentina, particularmente en Entre Ríos, no se consideraban aptos para los cultivos.

Con los Planosoles era al revés. También fuimos viendo su altísimo riesgo de erosión cuando se presenta con pendiente y más aún en las concavidades, generando cárcavas. Si bien almacenan mucha agua, la sodicidad en muchos casos incrementa el riesgo.

Los Planosoles se fueron diferenciado por su hidromorfismo y sodicidad. Así surgieron, por ejemplo, los Planosoles-Gley y en áreas alejadas del Cristalino los sódicos, a veces asociados a Solonetz.

Los Grumosoles también se presentaron en ocasiones más grises, tal vez como un fenómeno estacional, o más sódicos cuando su material madre resultaba de la alteración de feldespatos sódicos, como en Capilla del Sauce y Montecoral o en Aguas Blancas de Lavalleja. La diferenciación más consistente resultó del grado de iluviación y de su composición granulométrica.

Los menos diferenciados aparecen en el Libertad potente de las cuchillas de Canelones y San José. Crece la diferenciación en la Cuchilla Grande (Sistema La Carolina) y sus ramificaciones.

Se hacen marcadamente Luvicos (Serie La Carolina) en los valles del Cristalino, desarrollados a partir de antiguos sedimentos cuaternarios coluviales que la erosión les dio forma convexa.

 Los Grumosoles con menos fracciones gruesas se forman en el Libertad potente de las cuchillas de sur o asociado al Fray Bentos (Serie Canelones).
 Es más arenoso cuando está asociado al Cretáceo, tal como sucede en Trinidad, Tapia, Sarandí Grande.

 Cuando el sedimento cuaternario está vinculado al Raigón o al Cristalino de los valles gana en gravilla y arena. En las partes altas del Cristalino (Sistema La Carolina), este porcentaje es menor.


En algún lugar del alto valle del San José, con Brasesco y Hatten, taladrando con la maquina hidráulica, en los inicios del relevamiento del Cristalino, encontramos un encuentro ente estos dos suelos.
El Grumosol extendiéndose ladera abajo y el Planosol trepando a lo largo de la fase profunda del gilgai.

En esa zona habíamos observado en algunos sitios marcado microrelieve, donde sorpresivamente se desarrollaban Regosoles cristalinos que apodamos “Pichones de Grumosol.”





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