En nuestro país, es una rareza el abordaje de la
gestión territorial utilizando el ámbito de una cuenca hidrográfica, a
cualquier escala.
Para esto, seguramente ha influido el no existir marcados
límites entre ellas y que puedan dificultar su conexión, aunque creemos que más
significativa ha sido la escasa presencia del tema en la enseñanza de las
ciencias relativas a los recursos naturales.
Fue, obviamente, necesaria su consideración a
efectos de calcular las represas, hidroeléctricas o de agua potable, aunque
dejando de lado una propuesta holística que además de la dinámica del agua,
tuviera en cuenta la dinámica atmosférica y de las poblaciones bióticas.
Los límites políticos, Países, Departamentos, Secciones
Policiales-Judiciales y obviamente los predios, particulares y del Estado, han
sido la base de la gestión, tanto en el diagnóstico como en la ejecución.
Este enfoque, será fundamental si pretendemos
tener certificados de gestión saludable y sostenible en el uso de nuestros
recursos naturales, particularmente en lo que tiene que ver con los acopios y
distribución del agua para riego y uso humano, así como para el tratamiento de
efluentes contaminantes.
El tema ha sido muy bien desarrollado en la publicación
de la Facultad de Ciencias “Hacia un Uruguay Sustentable -Gestión Integrada de
Cuencas Hidrográficas,” con autoría de Marcel Achkar, Ricardo Cayssials, Ana
Domínguez y Fernando Pesce.
Ricardo
fue el referente en nuestra DSA y RENARE, respecto al concepto de visión
sistémica en las cuencas, desde los 80 hasta su desaparición física.
Repasaremos los casos que conocemos, donde en el
proyecto de gestión de una cuenca se evaluó el suelo, mediante mapeos y
conclusiones agronómicas.
A nivel de Mega Cuenca,
en nuestra región, la del Rio de la Plata involucra a los países del Mercosur y
al igual que ese proyecto, la gestión territorial ha sufrido múltiples
dificultades y poco o nada surgió de los eventos en que participaron los
directores de RENARE.
Desde la DSA, estuvimos muy involucrados con el
desarrollo de la Represa de Salto Grande, a través de diferentes foros
binacionales en la temática edáfica y forestal. Posteriormente hubo un vínculo
con la Comisión Administrativa del Río Uruguay.
A ese nivel el logro de acuerdos facilitaría la
mitigación de los daños que las malas prácticas regionales provocan en los ríos
compartidos.
A escala de Macro Cuenca (nivel
de ríos principales), la de Laguna Merim ha sido sin duda la que tuvo mayor
relevancia en cuanto a estudios de suelos, propiciando la intervención de
técnicos holandeses comandados por Sombroek, lo que enriqueció a los nacionales
que participaron.
En el relevamiento de la erosión antrópica de
1998, la cartografía se organizó a ese nivel, sumándose la Vertiente al
Atlántico, del Río Negro (norte y sur), Río Uruguay (alto y bajo), Vertiente al
Plata (este y oeste) y la del Santa Lucía.
Esta última fue el marco territorial en el que
actuó la Regional Sur de la DSA, con los compañeros Ricardo Cayssials, Eduardo
Di Landro, Julio C. Gesto, Eduardo Morató y Guillermo Artola.
A escala Meso Cuenca,
el Plan de Acción Nacional de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía determinó
50 cuencas, las que denominamos Distritos, que fueron identificados tratando de
no apartarse de los antecedentes de la Dirección de Hidrografía. La idea era
que el vocablo Distrito diese mayor énfasis a la idea de que se trata de un
área de gestión territorial.
Ese Plan, además de un completo diagnóstico, hace
una propuesta de gestión que lamentablemente nunca se discutió y obviamente no
se intentó poner en práctica. Tampoco lo vimos publicado en la página del
MVOTMA, por lo que suponemos pasó al olvido.
En él dio información para cada Distrito
respecto a características morfométricas (superficie, perímetro, km de drenaje,
ind.concentración.), porcentaje de erosión, así como cartografías del uso
agrario (en base a los censos de DIEA) y de suelos a nivel 1: 1 Millón, en un
trabajo elaborado por Di Landro y en Sistema de Información Geográfica
gestionado por Petraglia, Dell aqua y Romanelli.
Para la Cuenca del Cuareim (Distrito 1.1), a
fines de los 90 Carlos Morelli y Horacio Molfino confeccionaron una cartografía
de suelos siguiendo la metodología del 100.000, enriqueciendo el CONEAT, la que
contiene una propuesta de gestión muy valiosa.
A esa escala, en este Blog realizamos una visión
respecto a posibles medidas tendientes a la mitigación de las inundaciones en
el Río San José (Distrito 6.3), publicado el 5 de mayo del 2017. El trabajo de
Leonel Falco, publicado el 20 de setiembre de ese mismo año, comprende el
Distrito 5.6.3.
Las Microcuencas, a
nivel de arroyos y cañadas, fue uno de los proyectos de RENARE durante los 90
en el ámbito de PRENADER y nuestra Regional Sur, buscando la gestión
territorial multipredial de las mismas.
Así, el Proyecto Microcuencas pretendió, con poco
éxito, comprometer a los usuarios en el uso de buenas prácticas inter prediales
dentro de la cuenca, además de promover desarrollo social. Al igual que en los
Predios Demostrativos en Conservación de Suelos, el incentivo estaba en el pago
de insumos y servicios.
Esa fue la escala de trabajo, que en ese marco financiero,
llevaron adelante en varias micro cuencas del país Di Landro y Adriana Bazzani,
investigando los factores que afectan la dinámica del agua en las mismas.
Cuando con la Consultora Viana intervenimos en propuestas
para el desarrollo de varios Departamentos, en el caso de Durazno propusimos un
sistema de Microcuencas en todo su territorio, propuesta que entre otras quedó
a disposición de la primera intendencia de Carmelo Vidalín, en momentos que las
inundaciones seguían siendo un gran problema. Una copia la entregamos a nuestra
Regional Durazno.
Al momento de retirarnos, habíamos abordado el diagnóstico
de la Microcuenca del Arroyo Las Flores, a más boreal del Santa Lucía, que
presentaba problemas de contaminación, tanto de efluentes de los tambos como
los urbanos de la Ciudad de Libertad. Las características en esta cuenca son
muy interesantes, pues en ella la Formación Raigón aflora y pone en riesgo al
acuífero. Se montó un aforo de la corriente con una valoración de los
contaminantes.
En la misma estaba desarrollando proyectos una
colega con formación europea en tratamiento de aguas por métodos biológicos, en
el marco que tenía con los productores del área en particular la familia
Gorlero.
Las Minicuencas,
que involucran los espacios prediales vinculados a cursos secos y pequeñas
cañadas, en tierras de lomadas, colinas y sierras, deben ser bien evaluadas
para lograr un correcto plan de uso y manejo del suelo y el agua.
De ese conocimiento, que involucra conocer los
suelos a nivel predial con observaciones de campo, depende la posibilidad de
tomar medidas correctas de conservación, como las terrazas, de almacenaje de
agua, planes de riego y de tratamiento de efluentes.
Aquí es
importante la experiencia del productor y el aporte técnico, utilizando con
cuidado los datos que provengan de cartografías e información a otra escala.
ADUNTAMOS ENLACE PARA LOS
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