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CONTROL DE CÁRCAVAS


A fines del siglo pasado, en el marco de PRENADER, encaramos investigar el fenómeno de cárcavas en el país, en busca de conocer más sobre su génesis, extensión territorial y medidas de mitigación y control.


En 1998 se publicó una Cartilla de tiraje reducido con conceptos generales y otro documento, de mayor divulgación, respecto a las medidas mecánicas de control. Los avances en el área biológica fueron presentados en foros de divulgación, quedando importante material inédito. También abordamos temáticas relacionadas, en algunos documentos de este Blog publicados: 7/2/18, 2/5/18 y 8/7/18.

Ese mismo año, en una cartografía elaborada en base a las grandes cuencas del país, parcialmente disponible en papel y en la base digital del Sistema de Información Geográfica de RENARE, se estimó que las cárcavas afectan casi el 3 % de las tierras, cifra superior a la de nuestro bosque nativo.

Las tareas, a lo largo de 5 años, las fuimos desarrollando en la temática biológica en base al conocimiento florístico de Hugo May y en las medidas mecánicas de control apoyados en la experiencia de Julio César Gesto.
Entendemos por cárcava, la pérdida profunda del suelo, en sitios generalmente cóncavos, donde se concentran intermitentemente las aguas erosivas del escurrimiento (“curso seco”), afectando significativamente el relieve y la transitabilidad.

 Son más largas que anchas, con piso, taludes laterales y una cabeza de avance, que progresa hacia la cima hasta agotar su cuenca de generación, a un ritmo para nuestro país, de 2-3 cm/mes.
Se diferencian de la erosión en escalones, dado que éstos progresan con un frente próximo a curvas de nivel.

En esta imagen del Cerro Batoví se observan escalones y cárcavas inactivas:


En el país hoy día predominan las inactivas, sin avance, con presencia de cobertura vegetal.
Se distinguen las incipientes (20-50cm) (57%), algo profundas (50-100cm) (30%) y profundas (más de 100 cm) (13%).

En todos los casos, la pérdida de la capa biológica del suelo significa el ejemplo más claro de desertificación en el país, registrándose a lo largo del año, a nivel del suelo, extremos térmicos mucho mayores a los de las áreas con cobertura vegetal.

La pérdida de relieve es una nociva consecuencia, que además de dificultar o impedir la circulación, incrementa los riesgos de erosión.

En este documento, trataremos de enunciar lo que entendemos son las normas básicas para su control.

Prevención

Evitarlas es una medida elemental, que raramente es cumplida.
Para ello es fundamental conocer sus causas y en consecuencia los sitios más frágiles del paisaje, los que están determinados por la interacción de varios factores:
El microrelieve:
 Se desarrollan en concavidades naturales (grupas cóncavas),  a veces en laderas planas debido a malas prácticas, comunes hace algún tiempo, como la roturación del suelo hendiendo y alomando, frecuente en los remates de melga. También afecta el huellado de la maquinaria y los malos desagües artificiales.
El riesgo se incrementa a mayor declive. El umbral de resistencia, a partir del que pueden generarse, es de 2.5%, dependiendo de su cuenca.

El suelo:
 En nuestro país casi la totalidad de las cárcavas se inician en Planosoles de ladera o en suelos marcadamente argilúvicos. La presencia de un flujo de agua subsuperficial provoca el socavamiento de la cabeza de la cárcava y un efecto cascada, determinando un avance fuerte y discontinuo.

Son raras las cárcavas en suelos de mínima diferenciación (Haplicos), como por ejemplo los de la Formación Fray Bentos.

La cobertura biológica:
 Cuando existe cobertura total del suelo en la concavidad, se minimiza el riesgo, sobre todo cuando es de pradera. En el caso de las leñosas, depende de las características del mantillo.

Desactivación--Presupresión

Por varios procedimientos se puede anular o minimizar el avance de la cárcava:

Desvío del agua.
Impidiendo la entrada mediante terrazas de desviación, las que deben desaguar en sitios seguros, bien empastados.

Enlentecimiento del flujo interno
Colocando presas porosas en el fondo de la cárcava, de talud a talud, bien ancladas. Pueden ser de piedras, ramas o troncos según el material disponible, o vivas, de cañas por ejemplo.

Represar agua mediante un tajamar es la mejor solución para evitar el flujo erosivo, lo que además aporta una reserva de agua. Sin embargo, debe tenerse en cuenta la rentabilidad de esta obra y saber que, por lo general, las cuencas de captación son de poca extensión.

Normalización

Con la finalidad de utilizar el área dañada, saber que la aptitud se ha visto restringida y que deben extremarse los cuidados para evitar le reactivación.

Suavizado del relieve
A efectos de propiciar el uso y manejo futuro del área de la cárcava se pueden realizar los siguientes procedimientos:
-En el caso de las incipientes se puede emparejar el relieve con land-plain, motoniveladoras o traíllas. En casos de poca extensión el uso de azada manual es ideal pues puede combinarse con la siembra y la fertilización.
-En las más profundas el declive de los taludes en general con relación 1:1 se debe llevar a 3:1-4:1, utilizando desde afuera arado, motoniveladora o bulldozer. Mejor desde adentro, con azada en el caso e pequeñas áreas o retroexcavadora.



Siembra—Plantación
El área acondicionada mecánicamente debe prontamente cubrirse de vegetación a efectos de evitar erosión e ir construyendo suelo.
Debido a la baja fertilidad siempre es importante fertilizar, mejor si es con abonos orgánicos que promuevan vida macro, microbiana y de todo tipo.
En el caso de suelos fértiles, la praderización es lo recomendable, utilizando mezclas en las que no pueden faltar los Lotus y las Festucas, para lograr residuos con relación C/N baja.
En suelos de muy baja fertilidad puede ser necesario incluir leñosas, buscando diversidad y buen desarrollo de mantillo, con especies que prosperen en el área.

Exclusión del pastoreo.
Es una medida que favorece la recuperación, pudiendo no ser total e incluir equinos y baja dotación bovina.
               Izquierda pastos altos excluidos, maduros.
               Derecha, pastoreo con predominio de malezas enanas.


Varias han sido las presentaciones de este tema. Ponemos aquí a disposición lo presentado en San José y Tala, donde el fenómeno es importante, al igual que en Migues y todo el trayecto de Ruta 11, bien llamada José Batlle y Ordoñez, límite de la expansión progresista de la primera mitad del siglo pasado.

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