Estas
iniciativas denominadas ecológicas, están siendo, afortunadamente cada vez más
frecuentes, enmarcadas en un mundo que reconoce la necesidad de proteger el
medio ambiente.
Los cambios
constantes, biológicos y físicos a los que van llevando los avances
tecnológicos, así como la mayor información de la gente respecto a lo bueno y
lo malo de esas técnicas, propicia nuevas ideas en el tema.
Opinamos que
estos emprendimientos deberían ser denominados “sostenibles y no degradantes
del medio ambiente,” antes que “ecológicos”, ya que la Ecología es la ciencia
que estudia las relaciones recíprocas entre los seres vivos, entre sí y con el
ambiente físico, lo que no siempre es sostenible y/o saludable.
En este
marco, predominan proyectos que apuntan a producir alimentos saludables, a la
conservación del suelo, el agua y el aire y abarcan una gran diversidad de
rubros.
Trasladamos
a este espacio, algunas ideas en las que intervienen plantas leñosas perennes.
1) Reconocido mundialmente, es el
silvopastoreo de todo tipo, incluyendo, por ejemplo, cerdos en los robledales.
En Uruguay es una práctica común, aunque poco
desarrollada técnicamente, a la que consideramos con mucho potencial, sobre
todo con eucaliptus.
Muchos
productores lo practican por si mismos o mediante contratos de pastoreo, fundamentalmente
con bovinos, buscando mejorar la rentabilidad y la prevención de incendios.
Debido a la
complejidad para el manejo del ganado y siendo pobres los suelos ocupados, se
facilita en etapas de cría.
Constatamos en campos de sierra, que muchos
productores reconocen una mayor productividad de carne dentro de los montes,
fundamentalmente los de globulus.
El abrigo es un factor esencial, poco
reconocido. A mediados del siglo pasado eran muy populares los abrigos y las
sombras.
Se hacen
necesarias líneas de investigación buscando pastos adaptados a esa condición.
Un entusiasta del tema fue el Ingeniero
Millot, que trabajó en el Instituto A. Boerguer y posteriormente había
identificado promisorias gramíneas umbrofilas en la Facultad de Agronomía, en
el sitio que estaban los restos de un antiguo Jardín de Introducción de los
inicios del Plan Agropecuario.
2) Otra proyección del tema, la pensamos
en el marco de los bosques naturales y artificiales, con el objetivo de
enriquecerlos.
En los nativos bien conservados, no se
justificaría realizar intervenciones que puedan alterar el sistema y propiciar
desequilibrios indeseables.
En cambio,
en aquellos degradados, muy comunes en el sur y en las vecindades de los
centros urbanos, podría considerarse esta alternativa.
Cuando a
mediados de los 80, se desarrolló el arbolado con fresnos en San José,
planteamos la idea de arrojar semillas aguas arriba de río e ir colonizando las
riberas con esta valiosa especie maderera.
Ya se habían
observado que esto funciona, dada la buena germinación natural que tienen las
semillas húmedas de este árbol y su tolerancia a la sombra.
La idea fue,
con razón, criticada por los entomólogos y otros biólogos, dado el riesgo de posibles
alteraciones indeseables del equilibrio biológico.
Sin embargo,
esta selva fluvial se ha ido degradando progresivamente por la tala y la
invasión de especies agresivas como el ligustro y la zarzamora.
Muchas
especies nativas han sido consideradas y evaluadas para su desarrollo
productivo como frutales, tanto por el INIA, la Universidad de la República como
también privados. Es el caso del guabiyú, la pitanga, el ubajay y el guayabo.
Estos proyectos, desarrollados a semejanza de
los cultivos tradicionales, no es lo que queremos plantear aquí, más similar a los
de yerba mate asociada a otras leñosas, que hemos escuchado del Ing. Raúl Nin y
del INTA argentino.
La idea es ir
avanzando en el enriquecimiento de las selvas degradadas, incorporándoles
especies que pueden ser madereras como el fresno, frutales como las nativas
citadas el butiá y otras, doble propósito como los nogales, la palta y aún
farmacológicas como la citronella.
También
frutales conocidos, como los cerezos en toda
su variedad, el arándano cuyos suelos de origen son húmedos y ácidos, similares
a nuestros aluviales del monte ribereño, también aptos para la palta, el
níspero, la morera, etc.
El gran
desafío de la Ecología, para lograr un manejo exitoso de estas asociaciones
vegetales, es la consideración de la luz. Los pájaros serán un competidor con
ventajas, en estos emprendimientos, que obviamente serían de pequeña escala,
casi a nivel de jardín con “frutos del bosque”.
Básicamente
implicaría un raleo de lo indeseable, por ejemplo, los ligustros, que al menos
tienen valor maderable y se pueden comercializar sin las restricciones que
tiene la madera nativa, e incorporando especies de acuerdo a sus
características.
Estos “Jardines
de Introducción” debido a su tamaño, gran diversidad biológica y valor
ornamental podrían tener, a su escala, alguna rentabilidad económica sostenida por
un público que mantenga la naturaleza recolectora del ser humano.
Serían el
laboratorio natural para avanzar en el conocimiento de la Ecología de nuestros
ecosistemas, su funcionamiento y evolución.
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