La naturaleza busca en el equilibrio, su orden natural.
Las montañas por efecto del agua y la gravedad, al
erosionarse van cambiando a colinas, lomas y llanuras. Estas últimas, ya casi
sin energía para evolucionar, se mantendrán con menos alteraciones, por lo
menos hasta que nuevos fenómenos estructurales de la corteza terrestre provoquen
desequilibrios.
Los cursos de agua van forjando sus cauces, desde los
glaciares y torrentes montañosos, hasta los lentos ríos sinuosos.
El hombre para su sobrevivencia, interviene en todos los
ámbitos, buscando su comodidad y el mejor orden para sus desplazamientos, para
sus lugares de trabajo, de estudio, de descanso y de esparcimiento. En esta
tarea se entrelazan también objetivos estéticos y a veces conservacionistas,
para utilizar mejor el medio ambiente.
En el ámbito doméstico, todos nos ingeniamos, en la
medida de las posibilidades, en buscar esta armonía, manejando ambientes
interiores, mobiliario y espacios abiertos.
En los predios rurales el objetivo es facilitar la
producción, en cuanto a potreros, chacras, montes, aguadas, caminos y viviendas
y a veces, también la estética.
La toma de decisiones en el medio público, rural y urbano,
es en primera instancia de políticas y fundadores, luego de improntas populares
y de los arquitectos urbanistas e ingenieros viales, condicionados por
políticas a veces en exceso permisivas.
En todo caso, debería
ser una tarea interdisciplinaria, en la que pocas veces la ciencia de la tierra
ha intervenido, con el objetivo de marcar restricciones al uso del suelo y de
los rubros de producción.
Cobra también
importancia conocer la dinámica de las poblaciones, entendiendo el pasado y el
presente, para predecir el futuro.
En los inicios, un cruce de caminos, un sitio con agua y
leña alcanzaba para crear una población. Los senderos y caminos eran marcados
por el uso y se modificaban de acuerdo a las dificultades que se iban
presentando.
Vidal pudo fundar
San José en Raigón, en tierras diferentes, dejando las chacras del otro lado.
Cuesta imaginarlo, pero pudo ser.
Algunas poblaciones fueron desapareciendo, al dejar de
cumplir su rol o perder conectividad, por ejemplo, al desaparecer el
ferrocarril.
Otras surgiendo o
creciendo al influjo de nuevas localizaciones industriales, como el significativo
crecimiento de Villa María y el eje de ruta 1 en nuestro Departamento.
La experiencia y en pragmatismo empírico marcaron nuestro
ordenamiento territorial, con éxitos y errores.
La división política y no la natural, por cuencas, ha
sido una restricción para el buen manejo del territorio.
La red caminera, netamente extractiva y dependiente del
puerto de Montevideo, retrasó la descentralización.
Los productores rurales manejaron mejor el tema. Supieron
elegir las mejores tierras para la hortifruticultura y los ganaderos supieron
empotrerar de acuerdo a las características del campo.
En el siglo XXI tecnológico, debería primar la
planificación y el racionalismo.
Desde el ámbito de la ciencia del suelo, se pueden marcar
algunos aspectos a tener en cuenta.
En los asentamientos urbanos importa la inundabilidad,
pero también la permeabilidad del suelo. Las urbanizaciones de las dos
ciudades, De la Costa y Del Plata presentan restricciones difíciles de levantar
para el saneamiento, ya que predominan subsuelos arcillosos y napas de agua
altas, aunque la superficie sea arenosa.
En el crecimiento metropolitano esto se sigue
manifestando, como la inconveniente urbanización moderna en las planicies mal
drenadas del Miguelete en Montevideo. Allí, dejando los mejores suelos
horti-frutícolas del país bajo contenedores, hecho que puede crecer hacia el
oeste.
De menor significación y prácticamente inevitable, es la
posibilidad de evitar construcciones y pavimentos en los suelos expansivos. Las
gredas negras de subsuelo calcáreo, presentes en San José, afectan en ese
sentido.
En el Departamento reconocemos 3 regiones importantes,
las que deberían desarrollarse teniendo en cuenta sus virtudes y limitaciones.
La más productiva
y diversificada, comprendiendo Rodríguez, Cañada Grande, Bushental y sur de Ruta1.
Al norte, la
región predominantemente pastoril, con potencial silvopastoril.
En el centro la
más degradada por la erosión de los suelos, donde se hace imprescindible
mantener y potenciar la producción lechera, sustentada en rotaciones de
cultivos constructoras de suelo.
La 4ª zona sería lo urbano y las tierras bajas, en
particular Rincón de la Bolsa.
Hemos observado una tendencia universal donde el “ruido”
de la ciudad está en las partes altas, con sus templos, centros comerciales,
administrativos y de diversión. Hacia la periferia lo residencial y en las
partes bajas y costas, los ambientes recreativos. Algo así se va conformando en
San José. Falta la rambla costanera.
En otras áreas, la parte alta, la del “ruido”, en el eje
vial principal, ocupado por las industrias. Algo así se va insinuando sobre
Ruta 1. Falta la costanera, integrando lo que debería ser la Reserva Natural de
los Bañados con la costa barrancosa, sin restricciones de circulación, salvo la
de las barreras naturales.
Estos bañados pueden
funcionar como filtro a los contaminantes agro industriales que fluyen de las
tierras altas.
En los 60-70 el INVE nos dio una enorme posibilidad de
vivienda en las áreas urbanas y MEVIR en las rurales.
Esto ha cambiado,
con MEVIR principalmente en lo urbano o en soluciones individuales. Consideramos
que puede haber todavía, la posibilidad de centros poblados con ese Plan, por
ejemplo, para pescadores y operadores turísticos, en esa potencial costa
platense.
Desde que, a mediados del siglo pasado, se comenzaron a
crear mapas de suelos de alcance nacional, primero por la CIDE y después por la
desaparecida Dirección de Suelos del MGA, se pudieron aplicar políticas de
Ordenamiento Territorial, propiciando usos de la tierra de acuerdo a las
características y cualidades del suelo.
El estudio de la CIDE dejaba claro que el desarrollo
forestal debía orientarse hacia el noreste del país, lo que hoy se viene
cumpliendo trabajosamente, luego de haber tomado la iniciativa el litoral
agrícola, en competencia con la agricultura.
Después, las cartas de suelos de la DSA, integradas a los
Grupos CONEAT, fueron las que, cumpliendo con la legislación para el desarrollo
forestal, marcaron las tierras aptas a nivel predial a ser subsidiadas.
Además, con menor contundencia, se establecieron suelos
aptos para otros rubros, por ejemplo, con del Plan Citrícola, que a fines de
los 60 orientó hacia ese rubro la región de Chapicuy.
Lamentablemente en San José, con el más que comprensible
objetivo de defender el uso de la tierra para la lechería, sostén del departamento, se utilizó un criterio de porcentaje para la forestación.
Entendemos que se debería manejar la información de
suelos, por lo menos para la región norte, a efectos de multiplicar con planes
de silvopastoreo, el potencial de la tierra.
La información de CONEAT se utilizó también con otros
fines. Recordamos que con motivo de la reinstalación del Pueblo Andresito en
Ruta 3 y el Arroyo Grande, cumpliendo con un pedido de los vecinos, se eligió
un sitio con suelo cultivable, lejos de la costa. Alejarse del valor
paisajístico el río, creo fue un gran error.
Hoy en San José, esta información puede servir también
para desestimar ciertos suelos para el uso urbano e industrial, por dejar más
expuesto que otros al acuífero Raigón.
Además de la costa como tierras de valor turístico del
Departamento, creemos puede tener un polo de desarrollo importante el sendero
del éxodo, seguido también por Larrañaga en su viaje a Paysandú. Eventos sobre
todo tradicionales podrían vincularse a él, valorizando el valle del Río San
José y sus puntos de interés histórico y paisajístico, incluyendo Paso del Rey,
El Cautivo, Sierra Mahoma. Relevarlo es un desafío interesante, por ejemplo,
para grupos liceales.
Volviendo a Vidal, difícil que sus arquitectos previeran
que la orientación este-oeste de las calles provocara encandilamiento por el
sol a los rápidos conductores del siglo XXI.
O imaginaran que
las veredas fuesen intransitables y no se encontrara un material barato y
uniforme para mantenerlas en toda su extensión. O que un arbusto o un árbol
obstaculice la visión en un cruce de calles. O que el estacionamiento estuviese
afectado por la alta demanda en el entorno de un centro de salud que podría
haber sido horizontal y con mejor potencial de expansión, en un área suburbana.
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