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EVALUANDO LA EROSIÓN DEL SUELO EN URUGUAY


Cuantificar la pérdida real de suelo, es una de las características de las Unidades de Mapeo, que todo mapa debe integrar, calificándola como “erosión actual”.

Asimismo, en la interpretación del estudio, no debe faltar un pronóstico del riesgo de pérdida, calificándolo como “riesgo”, “resistencia” o “susceptibilidad”.

Es importante distinguir entre pérdidas en volumen de suelo y la degradación de sus propiedades benéficas, biológicas, químicas y físicas, aunque generalmente son hechos concomitantes.

En nuestro país la erosión hídrica comenzó a hacerse visible con la agricultura y a potenciarse con las divisiones de campo y la maquinización, a partir de la década de los 70 del siglo XIX.

En el siglo XX la demanda de alimentos a causa de las guerras incentivó más aun estos procesos, provocando que los países comenzaran a proponer medidas de control y recuperación. Así surgió en el MGA, la Dirección de Clasificación y Conservación de Suelos, siguiendo los métodos del USDA.

La degradación comenzó a considerarse en la mitad del siglo pasado, al irse sumando análisis de suelos que la ponían en evidencia. Ya es mencionada en el informe de la CIDE, indicando pérdida de materia orgánica.

El  largo período de laboreo a mancera primero y discos después, provocó una uniformización de la profundidad de la capa laboreada (horizonte Ap), en 20 cm o menos, a veces con suela de arado. La profundidad original de nuestros horizontes A, en los suelos agrícolas, no era menor a 30m.


En los últimos años, la intensificación agrícola causante de pérdida de biología benéfica, a causa de los biocidas y las limitadas rotaciones, hace que la degradación crezca en relación a la pérdida de suelo, a pesar de la siembra directa y las prácticas de enlentecimiento de las escorrentías.

La erosión eólica ha estado presente en nuestro territorio, creemos desde los tiempos primitivos, donde se movilizaban dunas tal vez a causa de incendios, dejando enterrados Arenosoles Umbricos a lo largo de todo nuestro litoral marítimo.

Está citada en el informe de la CIDE en los suelos arenosos del norte. Nunca fue evaluada para los limosos desprotegidos de la agricultura del sur.

En los viejos documentos que hemos consultado, como el del Viaje de Larrañaga a Paysandú, no vimos referencias al fenómeno erosivo. Pocas en el trabajo de Aznarez de 1946, como por ejemplo que “los suelos de areniscas de Tacuarembó son fáciles de arar y fáciles le lavar y arrastrar con pendientes mayores a 8%”.

Al describir las 13 Zonas CIDE, L. De león y O. López Taborda señalan:

n  En la Zona 2 susceptibles a erosión los suelos profundos.
n  Moderada a alta susceptibilidad en toda la Zona 4.
n  En Zona 5 moderada a alta, según pendiente.
n  Para la Zona 7, baja a media por agua y moderada por viento en los suelos bien drenados con 60-100 cm de horizonte A.   Hídrica moderada a fuerte y ligera por viento en los imperfectamente drenados.
n  En Zona 8, moderada a fuerte por agua y ligera por viento en los suelos imperfectamente drenados.
n  Para Zona 9, moderada a fuerte por agua y ligera por viento en los imperfectamente drenados.
n  En Zona 10 determinan susceptibilidad moderada a la erosión pérdida de materia orgánica según loa grados de erosión presentes: ligera, moderada y severa.
n  Susceptibilidad media debido a la pendiente, en los suelos profundos de Zona 11.
n  En Zona 13, susceptibidad media en los suelos más livianos.
En relación a la degradación, pérdidas de materia orgánica al cultivarse, en las Zonas 3 (por arroz), 10, 11,12 y 13 y más rápida en 4, 5, 6, 7, 8 y 9.

Como manejos preventivos recomiendan laboreo en contorno y fajas para la erosión hídrica y el buen manejo de los residuos y rotaciones para la degradación físico-química.


No se tuvo un criterio uniforme al iniciar el relevamiento sistemático del país con objetivo CONEAT, en base a Unidades de Mapeo- Unidades de Tierra, utilizando fotos 1:40000. Recordemos que estas Unidades, luego se acoplarían al padrón catastral al 20.000 y más tarde se publicarían al 100.000 en algunas áreas.

Junto a la nomenclatura de referencias geográficas, en pocas Unidades de Mapeo se incluían fases de erosión. Lo hicimos en algunas de las zonas más afectadas, como lo son la de minifundios, generalmente remolacheros del noreste de Canelones y sureste de Lavalleja. También en Colonias del INC, como la Sánchez en el Cristalino de Florida y en el área de los queseros artesanales de San José.

Cuando esta información se utilizó para integrar los Grupos Coneat, en la descripción de los mismos fueron pocas las referencias del estado de conservación de los suelos. Sí se describe erosión severa, con cárcavas, en el 4.2 (para diferenciarlo del 4.1), en el 9.42 (para diferenciarlo del 9.41) y en 10, 8a (para diferenciarlo del 10.8b).

Respecto a los riesgos, se habla del nivel de las medidas de conservación: moderadas, intensivas, muy intensivas y diferentes niveles de limitación a la agricultura, hasta la prohibición.

Es importante la descripción que se hace de la cobertura del tapiz natural, clave en la conservación bajo uso pastoril.
En la Carta al Millón de 1976, a los principales suelos de los 99 Sistemas de Tierra, se les caracterizan sus limitantes. En relación a la erosión se observan 4 niveles de riesgo para los cultivables (nulo, bajo, medio y alto) y 5 de erosión actual (nula o muy ligera, ligera, moderada, severa y muy severa), más mención de la eólica.

También se describe la cobertura del tapiz natural, importante para la conservación de los suelos no cultivables: denso, algo abierto, ralo.

Como indicadores de degradación se determinan limitantes por degradación de la estructura y en pocos casos el encostramiento. La fertilidad, considerada a 7 niveles, es la natural y no se dan pautas de pérdida.


En abril de 1978, R, Cayssials, J. E. Liesegang y J. Piñeyrúa publican en la Dirección de Suelos “Panorama de la Erosión y la Conservación de Suelos en Uruguay”, con la base de la poco antes elaborada carta al millón.

Analizan los factores de su génesis, bio- climáticos, geología y geomorfología, los suelos y la situación antrópica: uso, tecnología, situación económica, mercado, tamaño, tenencia y tradiciones y costumbres.

Para cartografiar el fenómeno erosivo en las Unidades Millón (Sistemas de Tierras), determinan 4 Clases con los siguientes niveles de presencia:

 nula o muy ligera (69.9%)
 ligera (21.2%)
 moderada (6.8%)
 severa (2.0%)

Lo comparan con los de las colonias del INC, donde se presentan los mayores niveles de erosión y finalmente analizan los sistemas de conservación empleados: laboreos, fertilización, rotaciones, fajas cultivo en contorno y terrazas.

A principios de los 80 Olivera en su Tesis, no encuentra relación entre tamaño, forma y tenencia de la tierra, y la intensidad del fenómeno erosivo.


En los inicios de esa década las Asociaciones Regionales de Agrónomos organizaron cursillos de suelos de 3-4 días en varias localidades. Los más importantes fueron en Canelones y en Mercedes.

Este último en 1980, con nuestra participación, el IICA, CIAAB, DIEA y la presencia de Enrique Marchesi mostrando las ejemplares medidas conservacionistas en el establecimiento “La Sorpresa” y A. Echevarría y G. Acosta los suelos de la región.

Incluyó la clasificación de suelos y su capacidad de uso por el proceso erosivo en el país, los sistemas de producción (incluso la forestación), la planificación y la factibilidad del laboreo mínimo.


Al reorganizar la cartografía de las Unidades de Tierra al 100.000 en Canelones – Montevideo, se definen en la Metodología y Pautas la posibilidad de relevar 4 fases de erosión:

0 nula: ausencia de erosión.
e1 ligera: laminar ligera y en canalículos.
e2 moderada: presencia de cárcavas aisladas y/o laminar moderada.
 e3 severa: cárcavas comunes y/o laminar severa.

Con C. Clerici en 1985 publicamos para esa región, una cartilla con una evaluación cuali-cuantitativa del fenómeno. El Grupo de Dibujantes (Bentos, Ferrari, Palleiro, Romanelli, Andreotti, Machín, Tisnes, Sclavo, Vartanian), realizó la laboriosa tarea de medir las áreas de cada Unidad. Se editó totalmente en la DSA, con dibujo de W. Palleiro y A. Torres colaborando en la impresión y J. Perdomo en los textos. 
  
Se analizan los factores físicos y humanos, marcando como la erosión provocó el traslado de los cultivos desde las “cuchillas” hacia las partes bajas del paisaje.
Se evaluó la superficie de los 4 niveles de erosión para las 24 Secciones Policiales de Montevideo y las 25   Canelones y también para Unidades e Mapeo.


A lo largo del siglo pasado en USA, se reconocía la erosión por agua, viento y gravedad y se evaluaban los factores clima, caracteres del suelo, pendiente, vegetación y los cultivos y sus prácticas. En nuestro país se utilizó el Índice de Browning, uno de los numerosos autores e la época, utilizando la textura y el nivel de materia orgánica.

Son los antecedentes para la conocida EUPS de Wischmeier, puesta a disponibilidad de los agrónomos del país en 1983, con la publicación de R. Puentes y A. Szogi “Manual para la Utilización de la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo en el Uruguay”, como N°1 de la proyectada por la DSA Serie de Normas Técnicas en Conservación de Suelos.

Se fue complementando con otras publicaciones: Índice de Erosividad de las Lluvias por J. Pannone, F. García y L. Rovira y “Una Metodología para Evaluar la Capacidad de Uso de las Tierras” de R. Puentes.

Ha sido la base de la investigación agronómica en el tema en la Facultad de Agronomía y también en la DSA en el tema simulación de lluvia y erodabilidad.

Consideramos de gran valor a la EUPS al momento de considerar todos los factores al evaluar los riesgos.

Sin embargo, si bien vemos sólidos los valores de tabla para el relieve (LS), nos parecen peligrosos los de erosividad (R), pues los eventos puntuales suelen ser los más dañinos.
En cuanto a la erodabilidad del suelo (K) y las pérdidas tolerables (T), consideramos que pueden mejorarse los valores de tabla, ponderando algo más, para cada especie de suelo, los efectos de la permeabilidad, la infiltración y la resiliencia del suelo fruto de la mineralogía y la materia orgánica. En definitiva, utilizar más la Pedología.


Anteriormente, en 1981, con A. Terzaghi, en el Boletín N° 8 de la DSA “Características Físicas de los Principales Suelos Agrícolas de Canelones- Montevideo”, al interpretar agronómicamente la susceptibilidad a la erosión, sacamos varias conclusiones:

-El factor pendiente es el principal determinante de la erosión. La longitud de la ladera complementa en algo esta evaluación. Esto fue evaluado estadísticamente en casos reales, con erosión antrópica variable.
-La conductividad hidráulica aparece como una de las responsables de una erosión mayor a la esperada en los suelos vérticos.
-El uso de la tierra, en particular la viña, disminuye la estabilidad estructural, aumentando el riesgo.

Se propuso una pauta de 5 Clases de Riesgo, en base al factor LS.
Se agruparon los suelos estudiados según su riesgo de erosión:
Nulo o muy bajo: Planosol Arroyo Toledo.
Bajo: Brunosol de Cuchilla Grande, Planosol de Rincón de Pando, Argisol de Paso de la Paloma, Brunosol de Santa Rosa.
Medio: Vertisol de Canelones, Brunosol de Pando.
Alto: Planosol de Paso Huelmo, Brunosol de Pedrera, BrunosoL de Raigón, Brunosol de Aguas Corrientes.
Muy alto: Brunosol de Migues.


Entre 1998 y el 2000, publicamos en soporte electrónico y parte en papel, la “Carta Nacional de la Erosión Antrópica”, en el marco de proyecto de recuperación de tierras con cárcavas financiado por PRENADER.

Se siguió la metodología ya utilizada por C. Alvarez y H. Molfino en la Misión Glasod (MGAP-ISRIC-UNEP), que en 1989 hizo una evaluación paralela al SOTER, iniciando el proyecto de la Carta Mundial de Suelos y en este caso la Carta de Degradación de Suelos a Escala 1:7.500.000”.

Para la Carta Nacional se dividió el trabajo en 11 cuencas hidrográficas, la unidad sistémica más valiosa para estos estudios.

Las Unidades de Mapeo fueron los Sistemas de Tierras de la carta de suelos inédita al 500.000. En las grandes cuencas del norte, las unidades utilizadas fueron las del Millón, con G. Acosta y H. Molfino como autores.

Se analizan los hitos que pautaron el proceso erosivo y su control, como la creación de los centros poblados, el alambrado, el desarrollo industrial con las máquinas de vapor y los ovinos en la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo agrícola, la fijación de dunas, las grandes sequías (1942-43), la desaparición de la remolacha en el sur y nuevas tecnologías y marco legal que extendió la frontera de los cultivos.

Todos estos episodios dejaron marcas en el terreno. La metodología de trabajo consistió en caracterizar los deterioros para cada Unidad de Mapeo, recorriéndola, en base a la experiencia de campo del mapeador. Las señales fueron los desniveles, las cárcavas de toda dimensión y la cobertura vegetal con plantas indicadoras de degradación como las carquejas, por ejemplo.

Nos apoyamos en las fotos aéreas y en las cartas de suelos existentes. De haber contado con el Google Earth podría haber habido mejoras, aunque la degradación antigua está muy maquillada por el abandono del minifundio y la forestación.

Se definieron la erosión laminar o Inter surco, en canalículos, en cárcavas con 3 niveles de profundidad, y en escalones y también tierra estabilizada.
En cada cuenca se da superficie para cada Unidad de Mapeo (polígono), distinguiendo:

PROCESOS:
A: Tierras sin erosión- Áreas de acumulación.
E: Tierras afectadas por erosión eólica.
H: Tierras afectadas pr erosión hídrica.

INTENSIDAD: leve(h,e), moderada(H,E), severa(_H, _E), muy severa ((H), (E).

CAUSAS: debida a cultivos(a), a pastoreo(g), a deforestación(f), otras causas mecánicas(o). Ejemplo de "o"en el área de La Paz -Las Piedras. No supe que se midieran los suelos perdidos por la red via del área Metropolitana, a veces excesiva o mal planificada.

EXTENSIÓN: infrecuente (1), común (2), frecuente (3), muy frecuente (4), dominante (5).
Las cárcavas se distinguen como poco profundas(c), algo profundas(C), y profundas((C)) y como aisladas (1), comunes (2), frecuentes (3), dominantes (4).

También se utilizó simbología (s), para tierras erosionadas en el pasado y estabilizadas en más del 75%. Ejemplo col la eólica en Piriápolis- Punta del Este y en otras dunas del litoral oceánico.

Habiendo avanzado en el proyecto, con H. May y J.C. Gesto publicamos en diciembre de 1998, “Contribución al conocimiento de las características y Génesis del proceso erosivo en Cárcavas”.

Posteriormente se publicaría un trabajo sobre control mecánico con Gesto.  Quedó mucha información inédita respecto a evaluación de especies colonizadoras, tarea que May fue desarrollando en cárcavas de Sn José, Canelones y Maldonado, sobre diferentes suelos.

Se midió la magnitud de avance en cárcavas activas, con variaciones de 33 a 51 cm/mes.
En el aspecto genético, se distinguió entre “antrópicas” y “naturales”.
Las primeras causadas en suelos resistentes debido al laboreo de concavidades, sobrepastoreo o resultado de concentraciones de agua viales.
Las “naturales”, localizadas en concavidades frágiles, con suelos de escurrimiento subsuperficial, o sea Planosoles o que funcionan en forma similar, como Argisoles con horizonte álbico discontinuo y Luvisoles álbicos. La mayoría de nuestras cárcavas se inician en estas concavidades con más de 2.5% de pendiente.







Numerosos han sido los folletos de divulgación difundidos por la DSA. Citamos algunos:
- Manejo y Conservación de Suelos.
-La Conservación de Suelos en el Desarrollo de la Empresa Agropecuaria.
-Conservación de Suelos en la Microcuenca del Tala (San José).
-Área Demostrativa en Conservación de Suelos en Colonia Española (Colonia).
-Jornadas de Difusión de Manejo de Recursos Naturales en Predios Demostrativos (Soriano, Río Negro, Artigas).
-Nuestro Suelo- Patrimonio Nacional.
-Cuidemos Nuestro Suelo: Su Uso Responsable Nos Beneficia a Todos.

Pulse aqui para ver PLAN NACINAL DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN Y LA SEQUIA








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