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Aptitud de Uso de la Tierra

Evaluar las limitantes y así determinar las posibilidades de uso, debería ser un paso imprescindible para programar la utilización responsable del suelo.
 Una cartografía de Aptitud de la Tierra se basa en un mapa básico pedológico-edafológico, que por si solo no aporta información manejable para el común de los usuarios.
 Se debe complementar con información climática, de la cobertura biótica, del uso actual e histórico y del marco humano, tecnológico y de la infraestructura disponible: caminería, reservas de agua, fuentes de energía.
En Uruguay los mapas de suelos se comienzan a utilizar en la segunda mitad del siglo pasado, siendo las cartas geológicas los antecesores con el objetivo de interpretar la aptitud de la tierra.
Anteriormente era solo la experiencia lo que orientaba a los usuarios de la tierra. Los ganaderos marcaban sus potreros en base a las características de las pasturas y los agricultores tomando en cuenta la profundidad del suelo arable y la fertilidad relacionándola al color, etc. Podemos decir que era y sigue siendo la experiencia y el conocimiento del campo, en un escenario de prueba y error, lo que predomina.

Esa experiencia marcada por el uso histórico, fue de gran utilidad al momento que tuvimos que hacer fotointerpretación para construir los mapas de suelos del país, pues dejaban en evidencia los cambios significativos que los viejos ganaderos y agricultores plasmaron en su predio.
En USA, en la década de 1930, con el objetivo de enfrentar la catastrófica erosión que estaban sufriendo sus suelos, además de desarrollar importantes programas de conservación y recuperación, se crea una pauta para clasificar las tierras según su riesgo y así proceder en consecuencia.
Muchos de esos programas los desarrolló el MGA en los 50, en la vieja oficina de Millán y la vía, donde trabajaron los iniciadores de los estudios de suelos, además de conservacionistas como Ruben Mezzottoni y Julio César Gesto, más tarde vinculados a nuestra DSA, entre otros.
Las Agronomías Regionales y Recursos Naturales fueron los precursores de las terrazas de base ancha cultivables y otras medidas de conservación. Se sumaba el equipo de Rubens Gigghia, que trabajaba en el desarrollo de una política de promoción de tajamares y del riego, marcando así una época importante en el manejo y la conservación de los recursos naturales del país.
 Esta clasificación determina, para el nivel tecnológico del lugar:  3 clases cultivables con grados crecientes de riesgo de erosión (I-II-III), una accidentalmente cultivable (IV), otra no cultivable, aunque sin riesgo (V), 2 no cultivables con grados crecientes de limitaciones (VI-VII) y una octava sin posibilidades de uso agropecuario (VIII).
Las Subclases se determinan por riesgo de erosión (e), excesos de agua por drenaje e inundaciones (h), espacio para el espacio radicular (s) y clima (c).
El concepto de Capacidad de Uso fue recogido en octubre del 1991, en la reglamentación de la Ley 15239 de Conservación de Suelos y Aguas.
Estas Clases de Capacidad fueron utilizadas en todos nuestros mapas de suelos a nivel predial, pues son aplicables a sitios(ecotopos).
A fines de los 80, con la metodología de “Un Marco para la Evaluación de Tierras”, incorporado por Ana Terzaghi a su regreso de Wageningen, se desarrolló el concepto de Aptitud, técnicamente más evolucionado, por ser más específico respecto a cada tipo de utilización de la tierra. Se aplica para un uso específico sostenido, tiene en cuenta el contexto físico, económico y social del emprendimiento e implica la comparación con otros usos alternativos.
 Este método fue publicado en 1988 y puesto a disposición posteriormente en internet. Se construyeron Tablas de Conversión para ser utilizadas en remolacha azucarera, pinos, papa y eucaliptus, aunque no tenemos conocimiento que haya sido empleada en el país para promover un cultivo.
Sí se utilizaron las pautas de ese trabajo, con motivo de definir los criterios para decidir la ampliación de la Prioridad Forestal, pues además de considerar las limitantes, se tuvo en cuenta las posibilidades de otros usos alternativos a los agrícolas o ganaderos, además de proteger los valores de la biota nativa.
Es un trabajo multidisciplinario, que requiere determinar las características (atributos medibles) del sitio (ecotopo) y en base a ellos se definen 31 cualidades, referidas al crecimiento vegetal, a la producción animal y forestal y a todo tipo de uso,
  resistencia a la erosión, laborabilidad, inundaciones, disponibilidad de agua para riego, abrevaderos y uso humano, problemas bióticos, accesibilidad a las construcciones, valor forrajero y forestal de la vegetación espontánea, abrigo y ubicación.
Consideramos que haber creado estas pautas, con bases medibles para determinar las limitantes y virtudes de la tierra, le dio un valor agregado al trabajo, en un tema que había tenido anteriormente resoluciones ambiguas y empíricas.
Las Clases de Aptitud definidas con las Tablas son: S1 Muy Apta -S2 Apta -S3 Poco Apta -N1 No Apta para las condiciones del momento -N2 No Apta permanentemente.
Haga clic aqui  para acceder a la publicación

 Cuando hubo necesidad de clasificar capacidades y aptitudes en mapas menos detallados, a nivel de Unidad o Sistema de Tierras, en alguna oportunidad se utilizaron las Capacidades del USDA.
 Luego, al comenzar a publicar el 100.000, a nivel de Unidad de Tierra, desarrollamos una pauta denominada Aptitud General de Uso del Suelo, con la que se publicó una Cartilla para Canelones- Montevideo, que incluyó recomendaciones de uso y manejo y fue empleada también en el sur de San José y en Tacuarembó.

Es el resultado de una combinación de capacidad y aptitud y conceptualmente califica las tierras por los grados de libertad que limitan su uso. Las clases son:
          Tierras cultivables.
            -A1  con escasas limitaciones para la generalidad de los usos de la tierra.
           -A2 con moderadas limitaciones para ser cultivadas.
           -A3 con severas limitaciones para los cultivos.
         Tierras cultivables en condiciones especiales.
          -AP apta para la producción de pasturas y muy limitada para los cultivos. Pueden ser tierras forestales.
       Tierras no cultivables.
         -PF apta para una amplia gama de pasturas y forestales.
        -P   apta para pasturas, muy limitada para los forestales.
        -F   apta ara forestales, muy limitada para pasturas.
       -R  sin aptitud agropecuaria ni forestal. Tierras de reserva natural de la flora, la fauna y el paisaje.


Las tierras de Clase A1 tienen los mayores grados de libertad y así pueden desarrollar todo tipo de uso.
 En cambio, las R sólo tienen la alternativa de Reserva, por ser áreas con anegamiento permanente, salinidad, espacio mínimo a las raíces, inaccesibilidad, o que hayan sido declaradas Áreas Protegidas o que ameriten serlo por sus valores bióticos o paisajísticos.
Con relación a las A1, las A2 presentan menor resistencia a la erosión y/o alguna limitación al laboreo, leve deficiencia de oxígeno y/o baja alcalinidad en el subsuelo y baja resistencia a la pérdida de fertilidad por el laboreo continuo.
Estas limitantes se incrementan en las A3 y más aún en las AP, que pueden presentar algún riesgo de inundaciones.
Son tierras PF las que pueden presentar alto riesgo de erosión si se elimina la protección vegetal, espacio a las raíces con alguna dificultad, baja fertilidad o excesos de agua que restringen la elección de especies.
Las P tienen problemas de sodicidad o inundaciones largas y las F muy baja fertilidad o inundaciones tolerables a algunas forestales.
El mapa de Maldonado que mostramos aquí, está elaborado en base a la cartografía inédita al 500.000 a nivel Sistemas de Tierras, precursora del Millón.


Aptiud Departamento de Colonia
  
No es casual que la Productividad Coneat (IP), determinada en base carne-lana, presenta valores más altos en las tierras menos limitadas. En contraposición, las de reserva de flora y fauna tienden a IP cero.
La rentabilidad determina que rubros que podrían desarrollarse en tierras limitadas, puedan avanzar sobre las de uso poco limitado.

 Es el caso de la forestación en nuestro país, que busca tierras cercanas a las plantas de elaboración, que si bien tienen alta productividad en celulosa también sostienen rubros de alta trascendencia social. Esto obliga a los gobiernos departamentales a tomar alguna medida protectora, que aunque elemental y poco elaborada, podemos calificar de Ordenamiento Territorial.



APTITUD DE LA TIERRA PARA CULTIVOS FORESTALES
En base a los Sistemas de Tierra de la cartografía de suelos a escala 1:1Millon.

MUY APTOS:  Al, Ch, CCo, LT, Rv, Ta, TC, Zp
APTO, POCO LIMITADO:  Ag, AS, Ba, BJ, MO, PP, SGG; SCL, SP, TB, TI, Za, An.
APTO, ALGO LIMITADO:  Af, AB, AH, BO, Bq, Bl, CñN, CF, Cpt, CCh, CP, Ct, CCa, CC, CM, EPLB, EPa, Ep, IM, JPV, Ky, La, Le, Li, LM, Mc, Pll, Rv, RZ, RB, RT, Ri, St, SC, SJo, SR, SdT, SAg, Tol, TP, Tr, VA, VF, Ve, VS, Yi, Yg.
APTOS, MUY LIMITADOS: Ay, BF, By, Bc, Cb, CSA, Cu, FM, FB, ITA, LC, LCh, Ma, PC, PB, PdH, SL, SM, SMh.SA, TlRd.

NO APTOS:  CHPT, EC, IMu, IU, LMe, QCh, RR, Ca,




 APTITUD DE LOS SUELOS PARA EL CULTIVO DE LA VID
En diciembre de 1980 la Dirección de Suelos y Fertilizantes tenía una excelente relación con el Plan Granjero y el Citrícola. Ya se había realizado una evaluación de lo aptitud para los citrus y se estaba trabajando en análisis foliar, en particular con lo que entonces era promisorio: los limoneros.
La producción vitícola había caído en forma significativa y se comenzaba a replantear en cambio de cepas y la creación del INAVI.
Creímos entonces oportuno hacer un informe de aptitud, y con la base de la cartografía a escala 1:1Millon propusimos las siguientes Clases, agrupando suelos de los que se espera productividad y calidad comparable:
1-    Zonas con predominancia de suelos arables, profundos, pesados, de reacción ligeramente ácida hasta ligeramente alcalina, con subsuelo arcilloso, rico en carbonatos, de fertilidad alta, moderadamente bien drenados.
2-    Zonas con predominancia de suelos arables, profundos, de texturas medias, subsuelo arcilloso, de reacción moderadamente ácida, presencia variable de carbonatos en profundidad, fertilidad media, moderadamente bien drenados.
3-    Zonas con predominancia de suelos limitadamente arables, profundos, de texturas medias y livianas con horizonte A de poco espesor, moderadamente ácidos, fertilidad baja, subsuelo arcilloso, bien drenados.
4-    Zonas con predominancia de suelos arables, profundos, de texturas arenosas con horizonte A profundo, subsuelo arcilloso, fuertemente ácidos con aluminio intercambiable, fertilidad baja, moderadamente drenados, con alta capacidad de almacenaje de agua disponible.
5-    Zonas con predominancia de suelos arables, profundos, con horizonte A de espesor moderado, subsuelo arcilloso, moderadamente ácidos, fertilidad media a baja, bien drenados.
6-    Zonas similares a la anterior, imperfectamente drenados con alta disponibilidad de agua.
7-    Zonas con predominancia de suelos no arables, de texturas medias y arenosas, moderadamente profundos hasta profundos y superficiales, subsuelo pedregoso, pendientes fuertes, hasta 10% de afloramientos rocosos, reacción moderadamente ácida, fertilidad media, bien drenados. En estos suelos la vid es cultivable bajo tecnología no tradicional.
8-    Zonas de suelos no aptos para vid debido a excesos de agua (mal drenados), contactos líticos, salinidad, alcalinidad, excesiva rocosidad y las arenas.
 
En este informe incluimos los suelos de rocas cristalinas. En la actualidad incluyen muchos de los reconocidos “Terroirs” en los que se desarrolla el cultivo.





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