El que suscribe siente la obligación de opinar, ante el hecho de
comprobar que existen presiones ejercidas en un solo sentido: demoler la
escollera de Bocas del Cufre, obra inicial de un puerto de yates.
Sustento esta obligación al haber pensado este tema desde una posición
ventajosa, por haber trabajado 45 años cartografiando suelos (CONEAT), tarea
que nos obligó a estudiar y comprender como se construye el relieve
terrestre(geomorfología), ciencia muchas veces vinculada a fenómenos costeros y
fluviales. Pero por, sobre todo, el haber caminado, en los últimos 25 años, con
frecuencia casi semanal, la costa al Oeste de la escollera.
Habito una de las primeras viviendas al Oeste de la misma, a 50 metros del mar y no
tengo preocupaciones relacionadas a desastres naturales.
En ese lapso hemos observado:
1) Que la escollera efectivamente provocó una fuerte erosión costera a
lo largo de los primeros 1400
metros al Oeste de la misma, haciendo retroceder la
costa a un ritmo no menor a 2
metros por cada gran sudestada, arrasando ceibales y juncales.
La arena extraída en esa área
silvestre, deshabitada, perteneciente a una empresa arenera que no esta
operando, se vuelca al mar, generando un gran volumen de “bancos” que muestran
gran extensión en cada bajante. Este fenómeno a nuestro entender, sustituye la
arena que debería venir desde el Este. Así mismo se genera una playa más amplia
que la preexistente.
Este retroceso tal vez se minimice al desaparecer la primera línea de
dunas y quedar expuesto el bañado interior, estrecho y paralelo a la costa.
2) En el área de Balneario Brisas- Campamento Artigas y más hacia el
Oeste, ha habido, localizadamente, erosiones y acumulaciones de arena, que no
han alterado la utilización ni la calidad de la playa, ni han puesto en riesgo
construcciones y caminos.
Antes de existir la escollera ya sucedían estos mismos fenómenos, que
incluyen la perdida de algún árbol demasiado arrimado al mar.
3) La playa y el agua al Oeste de la escollera se hizo más limpia, ya
que no llegan los residuos del Balneario Bocas del Cufre, ni el mantillo y
tierra del arroyo producto de la erosión de los suelos de su cuenca.
4) El arroyo Cufre desemboca más libre, permitiendo la navegación a
los pescadores artesanales y el ingreso de yates. La escollera sirve a la
recreación y debe abrigar al balneario de los “pamperos”
Imaginamos que la destrucción de la escollera provocaría un taponamiento
de la salida del arroyo.
5) Más al Oeste, los cambios deberían explicarse por otras causales.
La costa presenta fenómenos dinámicos que la van conformando, hasta llegar a
situaciones de equilibrio que pueden alterarse debido a diferentes agentes:
construcciones en tierra y mar, caminaría ribereña, forestación y uso de la
tierra.
Así, la costa de Colonia, como todas, se va construyendo bajo el
efecto de las obras humanas y de diversos fenómenos que también deben ser considerados;
a)
Las vías fluviales al desembocar en el mar,
muchas veces muestran una tendencia a desviarse al Oeste, debido a la rotación
de la Tierra. Este fenómeno (Coreolis), está bien marcado en el Balneario Santa
Regina, donde el arroyo Sauce se va interponiendo entre el Balneario y el Mar.
Este hecho también sucedía en el arroyo Cufre, el que antes de la escollera
invadía la costa Oeste trayendo restos vegetales que enturbiaban la playa
Brisas y dificultaban la salida de las embarcaciones al Río de la Plata.
b)
La forestación y/o los altos edificios en la
línea costera, amortiguan los vientos impidiendo la regeneración de la arena de
la playa. Esto se observa en Montevideo, Atlántida y Piriápolis, donde debieron
construirse espigones de retención de arena. Colonia tiene sus ejemplos en
Campamento Artigas, Los Pinos y Fomento, debido a la forestación costera. La
escollera no interviene.
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Llegamos a realizar estas apreciaciones, luego de haber escuchado
innumerables comentarios y opiniones, poco técnicas, tal vez con una alta carga
política y por sobre todo preocupados al observar los enormes gastos que se
solicita realizar para destruir la escollera, aparentemente culpable de todos
los males. Tal vez la solución tenga costos mínimos dejando actuar la
naturaleza y el dinero pueda destinarse a escuelas, caminos o viviendas para
los pescadores.
Los problemas de manejo de recursos naturales, tal como en este caso costero,
no se resuelven votando o presionando, sino confrontando opiniones técnicas que
luego deben tenerse en cuenta.
Un proyecto de destrucción de la escollera, parcial o total, tal como
debió hacerse con el proyecto de construcción del Puerto de Yates, debe
contener una evaluación de costo-beneficio e impacto social y ambiental,
elaborada por técnicos especialistas de la Universidad, MVOTMA y el M.T.O P.
En casos como este, reconocemos la capacidad del Dr. Milton Jackson,
así como del Ing. Agr. Daniel Panario, que opinó al principio de los debates,
aunque creemos debería actualizar sus estudios y conclusiones, al haber
evolucionado el entorno de la escollera.
Nos preocupa que 19 intendentes, la mayoría sin conocer a fondo el
problema, soliciten como única solución la urgente destrucción de la escollera,
que los Ministros de Obras Públicas, anterior y actual, opinen de la misma
forma y que se formen “comisiones” para hacer el seguimiento en ese mismo
sentido y no para buscar la solución más razonable.
Llama también nuestra atención que quienes llevaron adelante el
proyecto de Puerto de Yates, no defiendan el mismo.
Rocha va camino a tener un gran puerto. Colonia tiene 4 o 5. San José
debería tener además de las marinas de Santa Lucía y los embarcaderos de
Colonia Wilson, Arazati, Kiyú, un Puerto de Yates que competiría con los de
Colonia, desarrollando la región y los Balnearios Bocas del Cufre y Brisas.
Las instituciones de Colonia, principalmente la Intendencia, deberían
estar más preocupadas por la erosión de sus suelos, bajo agricultura intensiva
y del manejo racional de su espacio costero, sin usar como “chivo expiatorio”
un promontorio de piedras que va camino de integrarse al paisaje sin costos, a
ser un puerto, o a desaparecer. Agosto del 2012
Algo
más sobre el puerto de bocas del cufré.
SAN JOSÉ, 1 de marzo del 2017
Allá por agosto del 2012, Primera Hora, prestigioso medio de
prensa de nuestra ciudad, tuvo la gentileza de publicar nuestra opinión
respecto al tema. Pasados casi 5 años, entendemos que la naturaleza ha avanzado
hacia un equilibrio natural. Si bien la regresión de la costa ha seguido
manifestándose, con pérdida de bosque natural en poco más de 1 km al oeste, el
escenario al día de hoy, es de hermosas playas, con vegetación ribereña,
incluyendo los juncales, en recuperación.
Esto incluye la avifauna, que se ha mantenido sin emigrar.
Paralelo a esto, la arena producto de la erosión, se ha ido
depositando en Brisas del Plata, cuya playa es hoy más amplia, más profunda y
más limpia, tal vez con arena un poco más gruesa.
Los cambios van a seguir ocurriendo, como es natural, a lo
largo de toda la costa uruguaya. Los altos árboles cercanos a la misma
enlentecerán la acumulación de arena y la derivación al oeste de la
desembocadura de los arroyos se seguirá produciendo.
El hombre está forzando nuevos cambios al acortar la
escollera. Como afectará el equilibrio
en el medio biótico es difícil de predecir, aunque lo consideramos de poca
entidad y siempre la naturaleza logrará volver al equilibrio.
Respecto a la navegabilidad del puerto, visualizamos una
probable oclusión del actual canal, corregible con dragado y una reactivación
de la deriva del arroyo, que posiblemente ayude la recuperación de la biota.
En resumen, cuando veíamos aproximarse un aceptable
equilibrio, gratuito, una intervención
humana genera gastos e incertidumbres.
Al menos, la escollera dejará de ser la madre de todos los
daños del Rio de la Plata.
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